24 de marzo de 2008

Choleo y Baja Autoestima

A propósito de la polémica sobre el choleo que se viene produciendo entre el sicoanalista Jorge Bruce y el sociólogo Martín Tanaka, donde se ha enfatizado la localización socioeconómica de la crítica del choleo, quería referir una cuestión que considero fundamental en este tema: la baja autoestima entre los peruanos.
El choleo, una forma de discriminación entre otras, esconde un problema, a nuestro juicio, más radical, a saber: nuestra baja autoestima. De acuerdo con nuestro modesto esfuerzo de análisis en el marco de la cultura peruana, creemos que las diversas formas de discriminación como el choleo, el ninguneo, la desconfianza, el racismo en sus formas más groseras, la fácil adopción de códigos extranjeros, nuestra xenofilia, tal como alguna vez la denominó Luis Enrique Alvizuri, etc. Tienen que ver con nuestra proverbial baja autoestima. Probablemente debido a nuestra trágica y penosa historia, al drama de los derrotados de nuestro pasado y a la vergüenza de los vencedores, parece haberse formado en nuestra conciencia colectiva, una sensación de inseguridad, una falta de personalidad a la manera de otros grupos humanos, incluso cercanos al nuestro.
El peruano es al único al que se le pegan los acentos extranjeros con una rapidez que impresiona. Tenemos artistas, deportistas, y otros a quienes les bastan solo algunos meses de visita en algún país vecino, para que luego, no se les quite más el acento español, argentino, colombiano, mexicano, etc.
Así mismo, el peruano no solo es tolerante con el extranjero. Es de una gran receptividad y calidez con el visitante. Sin embargo, suele ser implacable y hasta intolerante con el éxito del otro peruano. Talvez en el fondo, el extranjero no es, o no aparece como rival suyo. El peruano, puede serlo siempre. Del extranjero, no desconfía. Por el contrario, celebra su amistad y presencia. Pero, del peruano, desconfía, a menudo se avergüenza, y en el peor de los casos, no lo tolera, cuando de desarrollo o progreso se trata.
El choleo, suele ser, según creemos, una forma de autoafirmarse en base a la disminución del otro. Esto no es del todo inusual ni extraño. Casi todos los pueblos lo hacen y lo han hecho. Solo que a diferencia de los otros pueblos, en el Perú, la disminución del otro, se produce hacia adentro. Esto habría ocurrido desde los primeros conflictos fratricidas a la llegada de los españoles. Y no solo con la ingenua negociación que intentara el Inca Atahuallpa, sino desde la afanosa colaboración con los españoles de los huancas contra los Incas del Cuzco. El choleo suele ser el pretexto para disminuir y empequeñecer la valía del connacional Excepto, claro está, la versión cariñosa del término. “cholo”, “cholito”, “chola”, etc. Probablemente el término pueda estar perdiendo la fuerza que tuvo antes. Pero, lo cierto es que la voluntad, la causa primera que la generó, sigue vigente. Si el choleo dejara de tener la connotación peyorativa que aún identificamos En su Uso, no faltará otra cosa que la sustituya mientras el factor que la propicia, la baja autoestima, siga presente entre nosotros.
La baja autoestima, en el mismo sentido en que nos hace supravalorar lo foráneo y ajeno, nos induce por inercia, a subvalorar, despreciar, o en su caso, discriminar lo propio de un modo irracional.

17 de marzo de 2008

Carta de un Educador peruano

Luego de unas semanas de total desconexión en este Blog, consigno sin más comentarios, un consistente artículo de mi apreciado amigo Eduardo León, que no solo es un ciudadano, sino un educador de los más serios que conozca.
Copio íntegramente su carta abierta:

EL MINISTRO CHANG Y EL TEMA DEL VERANO
Profunda tristeza y preocupación nos causa a la mayoría de peruanas y peruanos los resultados de la evaluación docente. Sólo un puñado de docentes que se presentaron a la evaluación, de los miles y miles que dieron el examen, están expeditos para continuar el proceso de nombramiento. Algunas regiones ni siquiera cuentan con un solo docente que haya obtenido más de 14 puntos de calificación.
Como se ha señalado, esta es la realidad de la educación.
Sabemos que los resultados de la evaluación no nos ha dicho nada nuevo sobre las competencias profesionales de nuestros docentes. Pruebas anteriores ya nos habían ofrecido la misma o similar información.
El ministro Chang hizo bien en señalar los antecedentes de los nombramientos de los años anteriores durante el gobierno del delincuente Fujimori y del presidente Paniagua. Dijo que fueron miles los docentes que fueron nombrados en el sector sin tener los créditos necesarios para ello. Afortunadamente, nuestra memoria es buena y recordamos que en el primer gobierno del APRA, fueron muchos más los miles de docentes que no necesitaron de una curva de ajuste para ser nombrados; sino de un carné partidario, sin dar examen alguno y sin haber estudiado un ciclo, al menos, de pedagogía. Efectivamente, señor ministro, los antecedentes son, dramáticamente, oscuros.
El ministro ha mostrado su decisión de no ablandar los criterios de selección de docentes para el nombramiento. Totalmente de acuerdo. Nuestros niños y niñas merecen buenos docentes. Y nuestros docentes deben esforzarse para prepararse mejor. Pero, igualmente, nuestros maestros y maestras merecen ser capacitados de manera técnicamente seria. Y tienen derecho a ser bien capacitados como compensación por una formación fraudulenta que el Estado peruano les ofreció durante sus años de estudio desde el nivel inicial hasta el superior.
Por eso, la primera pregunta que se me vino cuando escuché al ministro de educación en televisión, brindándonos la información sobre los resultados de la prueba, fue: ¿Cuántos de los 35 000 docentes capacitados por el PRONAFCAP habrán aprobado la evaluación?.
Y la segunda pregunta que me hice fue: ¿Cuántos docentes capacitadores del PRONAFCAP, que se presentaron a la evaluación, habrán obtenido una nota aprobatoria?
Por lo menos, en Ucayali, ya sabemos que ninguno de los docentes capacitadores del PRONAFCAP obtuvo una calificación igual o mayor a la de 14. Y es muy posible que suceda lo mismo en otras regiones. ¿Qué significa esto? Significa que ni siquiera los capacitadores del PRONAFCAP reunían las condiciones para ser docentes de una escuela pública en el Perú, retomando las propias palabras del ministro Chang. Entonces, señor ministro. ¿Cómo pretende usted que los docentes de aula mejoren sus competencias profesionales si aquellos a quienes usted pone al frente de la capacitación no alcanzan la calificación que, usted mismo y muchos otros, consideramos que es aceptable para trabajar en las escuelas?
No caiga usted en la autocomplacencia, señor ministro, afirmando que en esta oportunidad, a diferencia de otros procesos anteriores, un mayor porcentaje de docentes obtuvo una calificación mayor de once; porque entre un 3 y un 4.6% no hay ningún avance significativo. Ofrézcanos, más bien, la información que le planteo desde mis dos preguntas. Así las peruanas y los peruanos sabremos cuál ha sido el impacto real del PRONAFCAP. Y de allí podremos inferir si su Ministerio está a la altura de los difíciles desafíos que nos plantea la deteriorada situación del magisterio y si está dando las respuestas que se requieren.
Y si menos del 4.6% del profesorado que participó en ese programa no está en las listas de aprobados, asuma con seriedad esa información y tome las siguientes medidas:
1. Asuma, de una vez por todas, las políticas propuestas en el Proyecto Educativo Nacional (PEN) como instrumento maestro para realizar los cambios que la educación necesita. No proponga políticas aisladas de capacitación ni programas inmediatistas. La gravedad de la crisis educativa demanda una intervención global que atienda los diferentes factores que han generado esta situación que hoy enfrentamos; y que no sólo se relacionan con la capacitación.
2. Haga diseñar y desarrollar un Plan Estratégico de Mejoramiento de la Educación que se derive de la priorización de las políticas más relevantes del PEN y que tome en cuenta la diversidad cultural de nuestro país.
3. Convoque a las instituciones y especialistas que tengan la mejor experiencia de campo en capacitación docente para diseñar un Sistema Nacional de Capacitación en el marco del Plan Estratégico de Mejoramiento de la Educación, que contemple las diversas culturas y lenguas en las que se educa nuestra infancia.
4. Despida a todos lo funcionarios y especialistas que desarrollaron la infame propuesta del PRONAFCAP, incluyendo a todos los viceministros, directores nacionales o generales que dieron el visto bueno a una propuesta antitécnica, llamada a fracasar; y convoque un personal competente vía concursos transparentes en el sector.
5. Retire la confianza de aquellas universidades que participaron en el PRONAFCAP y que tienen menos del 4.6% de docentes aprobados con 11.
6. Y, por supuesto, detenga de inmediato la nueva etapa del PRONAFCAP que promete ser otro fracaso más.
Esa es la mejor forma en que usted puede convencer a la ciudadanía de sus verdaderas intenciones de conseguir que en un futuro no tan lejano, todos los niños y las niñas de nuestra patria puedan ejercer su derecho a una educación de calidad con docentes bien preparados gracias a políticas educativas consistentes y efectivas।

Eduardo León Zamora
Ciudadano.