28 de junio de 2009

La Ausencia de Honestidad

Pilar Raola en Tel Aviv.
En algunos medios de la web, donde se ha comentado la premiación que le ha sido entregado a la articulista catalana Pilar Raola en Tel Aviv se percibe una creciente desconexión de los pálpitos proisraelíes respecto de la percepción mayoritaria del mundo frente al papel que despliega Israel en su conflicto con Palestina.
A menudo es inevitable ocuparse de algunos temas, aún cuando dicho tema constituya un debate sin visos de concenso. En realidad, no conozco otras virtudes o atributos de Pilar Raola, que no sea el de destilar un cierto sionismo más o menos empalagoso y de todas maneras anacrónico. Por eso, no voy a ocuparme tanto de ella, como sí del gesto mostrado por sus agasajantes en Israel.
Al leer los razonamientos de Raola, uno no puede dejar de pensar sobre este gesto de prodigarle homenajes y demás, como si en el caso de Venezuela, del régimen de Chávez me refiero, se reunieran algún sector de culteranos oficiales, y le organizaran grandes recepciones y ceremonias a algún articulista peruano o chileno, prochavista. Un perfecto desconocido, cuya única característica fuera solo hablar y hablar del sueño bolivariano, y del futuro bolivariano. Entonces, saliera la noticia desde Caracas, que se ha recibido a no sé quién, para agradecerle y condecorarle por no sé qué.
más aún, imagino al escritor prochavista en Caracas, diciendo. "por eso y muchas cosas más, les digo ¡ RESISTAN!. Bueno, yo no le encuentro mayor valor a eso. No hay gran mérito en enunciar y reiterar frases voluntaristas y tendenciosas como lo expresado por raola en estos homenajes recibidos en tel Aviv.
Hay dos cosas que me resultan dignas de comentario. Primero, no es rigurosamente cierto, que el holocausto judío, haya sido el más dramático y cuantioso de cuantos genocidios han habido en la historia humana. Irrogarse ese, entre comillas, "honor", es una pretensión deshonesta, o por lo menos ignorante. Enrealidad, para el caso, el de las intolerancias, para los genocidios o exterminios, no importa el tema de las cantidades, por supuesto. Pero, el hecho de subrayarlo tanto, como lo hacen algunos sionistas, evidencia una voluntad poco noble, tan poco noble, como el propio acto o voluntad de exterminio. Aquí, quiero puntualizar que no pretendo disminuir la enorme pesadilla no solo para los propios judíos del holocausto, sino también para todo ser humano conciente, que significó la imperdonable barbarie nazi. Lo que quiero poner en relieve, es la voluntad, la permanente mecesidad por parte de algunos exégetas del holocausto nazi, por establecer jerarquías, rankings, en esto de los genocidios y exterminios en la historia de la humanidad.
Segundo, a esos valores de, cito: "tolerancia, libertad, compromiso y derechos fundamentales", reclamados por Pilar raola, habría que sumarle, o pedirle a raola que le sume, el valor de la "honestidad". Pues, hay que cuidarnos, esto es algo que los defensores de Israel deberían cuidar con especial celo, de idealizar y sublimar a los países. I es que no debe olvidarse, que como las personas, los países, las naciones y los grupos humanos, están siempre lejos de cualquier idea de perfección o excelsitud. Los países, los grupos humanos, comportan también, errores, imperfecciones, a menudo graves defectos. Y, una actitud medianamente lúcida, es partir por reconocer estos aspectos.
por eso, creo que algunos sectores intolerantes de Israel, al igual que ciertos intelectuales de vocación sionista, hacen mal, perjudican a Israel, al pretender barnizar de perfecta e incólume el actual accionar de Israel en el tema del conflicto con Palestina.

15 de junio de 2009

El Friaje y la Solidaridad Insuficiente

Las ironías de lo andino.
El terrible drama que comportan las consecuencias que viene produciendo las bajas temperaturas en el Altiplano peruano, revela algunas inconsistencias acerca de la cultura de esta región tan tradicional en nuestro país.
Cuando uno piensa en los astronómicos derroches de recursos que significan estas fiestas con motivo de adoración a la virgen de la Candelaria, cuando uno piensa en el extraordinario movimiento económico que generan los puneños no solo en la frontera con Bolivia, donde sin duda, las ganancias son abrumadoras, sino, en los otros varios lugares a donde han migrado en sendas epopeyas colonizadores.
Solo baste recordar que la mayoría de los negociantes de la zona franca de Tacna, o los más impetuosos, son puneños llegados de las altiplanicies del collao; o, que los dueños de grandes consorcios comerciales en Lima, son gente venida desde tierras aymaras para constituirse en enérgicos artífices de la vida comercial de la lima actual.
Pero, incluso, cuando uno piensa en lugares exclusivos y nada modestos como la peña "Brisas del Titi Caca", con sus marquesinas y su desfile de artistas ofreciendo lo mejor de su arte para disfrute de la gran cantidad de clientes que visitan este lugar, uno no deja de extrañarse con lo que sucede hoy en Puno. Uno se pregunta, ¡Qué diablos falta para poder conectar tanto flujo de recursos entre estos puneños dentro y fuera de Puno, con los sectores más necesitados de ese mismo Puno. ¿Qué carajo falta?, ¡qé rayos sucede?. ¡No era acaso que estas poblaciones conservan una mística de la colectividad?, ¡dónde está esa cosmovisión basada en la comunidad?. O es que el dinero es más fuerte y potente que cualquier tradición?. ¿Es acaso el dinero más sagrado y telúrico que el sentido de solidaridad?. Y esa fiesta de la Candelaria, no puede servir siquiera para reconducir los espíritus hacia aspectos más urgentes de la vida puneña de hoy?.
Alguien debería poder explicarnos porqué tendríamos que conservar prácticas y pulsiones en estas poblaciones, que luego, no pueden condecirse con su propio futuro.
Es terrible decirlo; pero, mientras más constato que el descuido y la dejadez de este pueblo condena a tantos niños a morirse por el frío, tanto menos apego y afecto voy sintiendo por esas tan gastadas y publicitadas costumbres que nadie sabe qué en efecto celebran.

8 de junio de 2009

La única forma de salvar a General Motors es dándole muerte

Requiem por un sueño americano.

Consignamos aquí el artículo donde Michael Moore ha hecho un llamado para quitarle los tubos y mangueras de respiración artificial a un General Motors moribundo. y de paso, a la cultura del automóvil que tanto ha caracterizado a los gringos.
Adiós, General Motors
Michael Moore
[Foto.]
"La única forma de salvar a General Motors es dándole muerte"Foto Ap
Escribo esto en la mañana del fin de la otrora poderosa General Motors. Al mediodía, el presidente de Estados Unidos lo hará oficial: General Motors, como la conocemos, ha terminado.
Sentado aquí en la ciudad natal de GM, Flint, Michigan, estoy rodeado de amigos y familiares llenos de ansiedad por lo que pasará con ellos y con la ciudad. Cuarenta por ciento de los hogares y negocios de la localidad han sido abandonados. Imagine el lector lo que sería vivir en una ciudad donde casi todas las demás casas estuvieran vacías. ¿Cuál sería su estado de ánimo?
Es una triste ironía que la compañía que inventó la "obsolescencia planeada" -la decisión de construir automóviles que se cayeran en pedazos en unos cuantos años para que el cliente tuviera que comprar otro coche- ahora se haya vuelto obsoleta. Se negó a fabricar los automóviles que el público quería, que tuvieran gran rendimiento de gasolina, que fueran lo más seguros posible y extremadamente cómodos de manejar. Ah, y que no comenzaran a desmoronarse en unos años.
GM se empeñó en combatir las reglamentaciones ambientales y de seguridad. Sus ejecutivos desdeñaban con arrogancia los "inferiores" autos japoneses y alemanes, los cuales llegarían a ser el patrón oro de los compradores de coches. Y estaba empecinada en castigar a su fuerza de trabajo sindicalizada, despidiendo a miles de trabajadores por ninguna otra razón que "mejorar" el estado de resultados a corto plazo de la corporación. De 1980 en adelante, cuando reportaba utilidades sin precedente, trasladó incontables puestos de trabajo a México y otros lugares, con lo que destruyó la vida de decenas de miles de esforzados estadunidenses. La patente estupidez de esta política radicaba en que, al eliminar el ingreso de tantas familias de clase media, ¿quién creían que iba a poder comprar sus automóviles? La historia registrará este yerro en la misma forma en que hoy recuerda a los franceses que construyeron la Línea Maginot o a los romanos que envenenaron inadvertidamente su sistema de agua al incorporar plomo letal a sus tuberías.
Aquí estamos, pues, en el lecho de muerte de General Motors. El cuerpo de la empresa aún no está frío y descubro que me siento rebosante de -me atrevo a decir- júbilo. No es el júbilo de la venganza contra una corporación que arruinó mi ciudad natal, que dejó sin hogar a la gente con la que crecí y le trajo miseria, divorcios, alcoholismo, desamparo, debilidad física y mental y drogadicción. Tampoco, obviamente, me alegra saber que otros 21 mil trabajadores de GM recibirán la noticia de que también ellos se han quedado sin empleo. Pero ustedes y nosotros y el resto de los estadunidenses ¡ahora somos dueños de una empresa automotriz!
Lo sé, lo sé... ¿quién diablos quiere manejar una fábrica de autos? ¿Quién de nosotros quiere que 50 mil millones de dólares de nuestros impuestos se arrojen al agujero de ratas que será este nuevo intento de rescate de GM? Digámoslo con claridad: la única forma de salvar a la empresa es darle muerte.
Sin embargo, salvar nuestra preciosa infraestructura industrial es otra cosa, y debemos darle máxima prioridad. Si dejamos que cierren y desmantelen nuestras plantas, lamentaremos amargamente su desaparición cuando caigamos en cuenta de que esas fábricas podrían haber construido los sistemas de energía alternativa que necesitamos con desesperación. Y cuando reparemos en que la mejor forma de transportarnos es con ferrovías ligeras, trenes balas y autobuses más limpios, ¿cómo podremos construirlos si permitimos que desaparezca nuestra capacidad industrial y su fuerza de trabajo capacitada?
Así pues, ahora que el gobierno federal y el tribunal de quiebras "reorganizan" a General Motors, he aquí el plan que pido al presidente Barack Obama que ponga en práctica para bien de los trabajadores, de las comunidades de GM y de la nación en su conjunto. Hace 20 años, cuando hice Roger & Me, traté de advertir a la gente sobre lo que le esperaba a General Motors. Si la estructura del poder y la tecnocracia hubiera escuchado, tal vez mucho de esto se habría podido evitar. Con base en mi trayectoria, solicito que se preste honrada y sincera consideración a las sugerencias siguientes:
1. Así como hizo el presidente Roosevelt después del ataque a Pearl Harbor, Obama debe decir a la nación que estamos en guerra y que debemos convertir de inmediato nuestras fábricas de automóviles en instalaciones que construyan vehículos de transporte en masa y dispositivos de energía alternativa. En 1942, en Flint, en cuestión de meses GM detuvo toda la producción de autos y de inmediato usó las líneas de producción para construir aviones, tanques y ametralladoras. La conversión se realizó en un abrir y cerrar de ojos. Todo el mundo participó. Los fascistas fueron derrotados.
Ahora estamos en una guerra diferente, la que hemos emprendido contra el ecosistema, guiados por nuestros líderes. Esta guerra tiene dos frentes. Uno tiene su cuartel general en Detroit. Los productos construidos en las fábricas de GM, Ford y Chrysler son algunas de las mayores armas de destrucción en masa, causantes del calentamiento global y del derretimiento de nuestros casquetes polares. Puede que esos objetos que llamamos "carros" sean divertidos de manejar, pero son como un millón de dagas en el corazón de la madre naturaleza. Continuar construyéndolos sólo conducirá a la ruina de nuestra especie y de gran parte del planeta.
El otro frente en esta guerra ha sido abierto por las compañías petroleras contra ustedes y yo. Están dedicadas a esquilmarnos todo lo que pueden, y han sido irrefrenables vendedoras de la finita cantidad de petróleo que se ubica bajo la superficie de la tierra. Saben que la están chupando hasta dejarla seca. Y como los magnates madereros de principios del siglo XX, a quienes les importaban un cacahuate las generaciones futuras y arrasaban con cuanto bosque cayera en sus manos, estos barones del petróleo no dirán al público lo que saben que es verdad: que queda sólo crudo utilizable para unas cuantas décadas más en el planeta. Y conforme los días finales del petróleo se acercan, prepárense para ver a algunas personas muy desesperadas, dispuestas a matar o morir por un litro de gasolina.
El presidente Obama, ahora que ha asumido el control de GM, necesita convertir de inmediato las fábricas a los nuevos usos necesarios.
2. No pongan otros 30 mil millones de dólares en las arcas de GM para fabricar automóviles. Usen ese dinero para mantener empleada a la actual fuerza de trabajo -y a la mayoría de los que han sido despedidos- para que pueda construir los nuevos modos de transporte del siglo XXI. Que el trabajo de conversión empiece ahora mismo.
3. Anuncien que en los próximos cinco años tendremos trenes balas cruzando el país. Japón celebra este año el aniversario 45 de su primer tren bala; ahora tiene docenas. Velocidad promedio: 265 kilómetros por hora. Tiempo de demora promedio: 30 segundos. Ellos llevan ya casi cinco décadas con esos trenes de alta velocidad... ¡y nosotros no tenemos uno solo! Es criminal que ya exista la tecnología para ir de Nueva York a Los Àngeles en 17 horas, y que no la hayamos usado. Contratemos a los desempleados para que construyan las nuevas vías de alta velocidad por todo el país. De Chicago a Detroit en menos de dos horas. De Miami a Washington en menos de siete. De Denver a Dallas en cinco y media. Se puede hacer, y hacerse ya.
4. Emprendan un programa para poner líneas de tren ligero masivo en todas nuestras ciudades grandes y medianas. Construyan esos trenes en las fábricas de GM. Y contraten pobladores locales en todas partes para instalar y operar este sistema.
5. Para los habitantes de zonas rurales que no sean atendidos por los trenes, que las plantas de GM produzcan autobuses limpios y eficientes en el uso de energía.
6. Por el momento, que algunas fábricas construyan vehículos híbridos o eléctricos (y baterías). Llevará algunos años que la gente se acostumbre a las nuevas formas de transporte, así que si vamos a tener automóviles, que sean más amables. Podemos construirlos el mes próximo (no le crean a quien les diga que llevaría años reacondicionar esas fábricas: no es cierto).
7. Transformen algunas de las fábricas vacías de GM en instalaciones que construyan molinos de viento, paneles solares y otros medios de energía alternativa. Ahora mismo necesitamos decenas de millones de paneles. Y existe una fuerza de trabajo capacitada y dispuesta que puede construirlos.
8. Concedan incentivos fiscales a quienes se transporten en automóvil híbrido o en autobús o tren. También, créditos para quienes conviertan su hogar a energía alternativa.
9. Para contribuir a sufragar esto, impongan un gravamen de dos dólares por cada litro de gasolina. Esto impulsará a las personas a cambiar hacia autos ahorradores de energía o a utilizar las nuevas líneas de tren que las antiguas empresas automotrices han construido para ellas.
Bueno, es un principio. Por favor, por favor, no salven a GM para que una versión más pequeña de ella no haga otra cosa que construir Chevys o Cadillacs. Eso no es solución a largo plazo. No tiren dinero bueno en una compañía cuyo tubo de escape funciona mal y llena el auto de un olor extraño. Este año se cumple un siglo de que los fundadores de General Motors convencieron al mundo de renunciar a sus caballos, sus sillas y sus carruajes para probar un nuevo modo de transporte. Ahora es tiempo de que digamos adiós al motor de combustión interna. Parece habernos servido bien durante largo rato. Disfrutamos los restaurantes de servicio en el auto. Nos divertimos en el asiento delantero y también en el trasero. Vimos películas en grandes pantallas al aire libre, fuimos a las carreras en pistas de todo el país, y echamos nuestra primera ojeada al Pacífico desde la ventanilla por la autopista costera. Y ahora, ya acabó. Es un nuevo día y un nuevo siglo. El presidente -y el sindicato de trabajadores automotrices- deben aprovechar el momento y crear una gran jarra de limonada con este limón* tan amargo y triste.
Ayer, la última persona sobreviviente del desastre del Titanic pasó a mejor vida. Escapó a una muerte segura esa noche y vivió otros 97 años. Del mismo modo, podemos sobrevivir a nuestro Titanic en todos los Flints, Michigan, de este país. Sesenta por ciento de GM es nuestro. Creo que podemos darle un mejor empleo.
* En lenguaje informal, los estadunidenses llaman lemon a cualquier objeto inservible, por ejemplo un automóvil .