29 de setiembre de 2009

Metal de Plástico

La vida en Una tarjeta
A raíz de un reciente comentario que hacía mi amigo Luisifer, acerca de los sin tarjetas, me surgió la pregunta de si hay más tragedia en tener la bendita monada de plástico, o en no tenerla.
La información disponible sobre el problema de las tarjetas en medio de la crisis financiera, muestra que todos los que participaban del mainstream financiero, se vieron de un momento a otro, frente a una amenaza de múltiples caras. Entre las múltiples consecuencias que ha comportado la reciente crisis financiera global, está este lado, el de la tragedia personal, de carne y hueso. de ser un insider, pasar a ser un paria, o un número en las listas de los "malos pagadores".
Sin embargo, el otro problema, el de no disponer de una tarjeta de crédito, implica ser un outsider, hasta cultural. Precisamente, Luisifer, le reprocha a Steve Jobs, por no permitir el acceso a productos que son gratuitos. En la tienda en línea de Apple, la AppleStore, hay una serie de productos que son de libre descarga. Pero, solo puedes acceder a dicho servicio, si te registras como usuario, con la tarjeta de marras.
Yo hubiera estado dispuesto a apoyar la causa de los "sin tarjeta". Pero, igual, la dinámica cultural e informacional actual, nos obliga a traicionarnos sin remordimientos. Lo que no estoy seguro, es de si esto es una cuestión de la logística financiera actual, o si es un asunto de anomalía en la médula misma del sistema civilizatorio vigente.
Vale decir, si un reajuste en la mecánica financiera actual, sincerando criterios, podría hacer razonable la interacción financiera con el sistema, o, si es que la naturaleza dineraria del sistema, cual carcinoma virulento está convirtiendo a la lógica plástica, la de la tarjeta, en el requiem de una era, de una forma de vivir, de un modo de ser. Espero, por el bien de lo querible de este mundo, que sea lo segundo.

14 de setiembre de 2009

Moral de Plástico

Una de Juan Gelman en Página 12
En un reciente artículo, el poeta argentino Juan Gelman, muestra con extraordinaria sutileza la anomia en que se devanea la política internacional.
Aquí lo dicho por Gelman:

La semana pasada, el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, condenó de "la manera más enérgica" a la agencia Associated Press por dar a conocer la foto de un marine mortalmente herido en Afganistán (blog.taragana.com, 4-9-09). La foto muestra al cabo Joshua M. Bernard, 21 años, caído en una emboscada que los talibán tendieron en la provincia sureña de Helmand. Fue tomada por Julie Jacobson, que cumple su función periodística acompañando a los efectivos estadounidenses, y Gates se muestra muy indignado en la carta que dirigió a Thomas Curley, presidente de la AP.
"No alcanzo a imaginar -escribe, comprensivo, Gates- el dolor y el sufrimiento que la muerte del cabo Bernard ha causado a su familia." Esta, según él, le había pedido que impidiera la difusión del documento gráfico. "Su falta de compasión y de sentido común (los de AP), al poner la imagen de su hijo agredido y exánime (Bernard) en la primera plana de muchos periódicos estadounidenses, causa consternación." Y agrega: "No se trata de la ley, la política o el derecho constitucional, es una cuestión de juicio y de decencia común y corriente". Vaya. Esta sí que es una hipocresía mayúscula. Si la foto de Bernard no hubiera aparecido en los diarios, para Gates sería un número más en la estadística de los miles de estadounidenses muertos en Irak y Afganistán.
La tierna indignación de Gates no abarca a las familias de los 52.000 militares norteamericano que combaten en Afganistán y menos, claro, a los 68.000 "contratados" -es decir, mercenarios- que llevan el número de las fuerzas armadas de EE.UU. a una cifra superior a las que instaló la ex URSS en nueve años de guerra. Y se espera que Obama envíe aún más tropas, lo que tampoco le importa mucho al jefe del Pentágono, más bien al contrario. Las bajas norteamericanas aumentan en Afganistán de mes en mes y, paralelamente, crece de mes en mes el rechazo a esa guerra de la opinión pública de EE.UU.
Una reciente encuesta de CBS muestra que el 48 por ciento de los entrevistados aprueba "la nueva estrategia" de Obama en Afganistán; en abril ese guarismo fue del 56 por ciento. El 52 por ciento opina que a EE.UU. le va mal en Afganistán, contra el 37 por ciento que estima lo contrario. Y lo más significativo: el 41 por ciento expresa la voluntad de que las tropas empiecen a regresar a casa, un rápido ascenso en comparación con el 33 por ciento en abril y el 24 por ciento en febrero de este año. La proporción de quienes están de acuerdo con enviar más tropas bajó del 39 por ciento en abril al 25 por ciento ahora (www.cbsnews.com, 1-9-09). Los jefes militares de EE.UU. y de la OTAN en el terreno quieren más contingentes para fin de año.
Gates protesta por la publicación de la foto de Bernard, pero la matanza de civiles afganos lo deja indiferente. No alcanza a imaginar el dolor y el sufrimiento de sus familias. Para eso le bastaría un poco de juicio, sentido común, compasión y decencia común y corriente.

13 de setiembre de 2009

Maoismo con clorohidrato

Cinismo o confusión de especialistas.
El último ataque perpetrado contra un helicóptero de la FAP en el Vrae, trajo a discusión el tema ya bastante manido de si este tipo de acciones responden a un "rebrote", tal como lo sugiere el fujimorista ex director de la Dircote, o, más bien se trata de un fenómeno criminal de distinta índole.
La tesis del "rebrote", a la luz de la historia misma de Sendero Luminoso, y de los hechos actuales, parece no sostenerse como explicación consistente. Y el problema reside en que desde siempre y hasta ahora, se ha conferido la mayor importancia a la dimensión militar, que a la dimensión política de SL. Siguiendo los estudios de Carlos Iván Degregori, y los de la CVR, es evidente que la fuerza y por ende, la peligrosidad de Sendero Luminoso, siempre estuvo basada en su potencia ideológica. Vale decir, en su creencia en la justeza de su causa, y en la necesidad histórica de su realización.
Sin embargo, hoy, a todas luces, es obvio que tal fe y convicción no está ya presente en estas hordas de seudomercenarios, movidos más bien, por una exótica combinación de negocio lucrativo con el narcotráfico y una necesidad irracional de subsistir para cualquier fin, menos el de algún propósito político, como fue el caso del PCP-SL.
Cuando uno ve y escucha los testimonios de los propios hombres armados de estas huestes del narcotráfico, ya no se vislumbra ninguna intención de conquistar ninvún poder, ningún propósito político estratégico, ninguna impronta revolucionaria, en el sentido clásico y tradicional del término.
La jerga beligerante y la monserga redundante del SL de los ochentas, aún resuenan. pero, aquella pulsión ideológica, o ideologizada si se quiere, ya no está más. No hay línea política, no hay lucha de dos líneas, no análisis de las dos colinas, etc. Todo ese repertorio arcaico de conceptos y terminología maoista, ya no está más, y tal parece, que ya no estará más. Por lo menos, no ya como alguna potencial amenaza contra el estado peruano.
Pero, ¿qué es lo que sí hay?, qué es lo que efectivamente se está convirtiendo en amenaza en el Vrae?. De acuerdo con los más serios analistas, este es un tema ya tradicional en latinoamérica, de crecimiento y enraizamiento del narcotráfico. Toda esta reciente barbarie y, dessafortunadamente también la que se viene, es narcotráfico, negocio, estupefacientes, dinero, mucho dinero, bancos, inversionistas, y más y más negocio, del negro, del peor, acaso, del terminal para nuestras sociedades. Todo el cacareo sobre el rebrote, toda la alharaca mediática, y todas esas aprehensiones histéricas contra los defensores de los derehchos humanos, no es sinó, cinismo del duro y fuerte.
El cinismo que muestra esas indignaciones sedientas de sangre, y a la vez, lenidad y sospechosa dejadez con el control de insumos para la droga. Hay que recordar que el negocio de la droga, el narcotráfico contemporáneo depende de circuitos de transporte, de tecnología, y de sistemas financieros bastante sofisticados. Infraestructura toda que no aparece, o se encuentra así, como de casualidad. Todo el sistema de lavado de dólares, y los servicios de suministros, que operan tranquila y horonda en nuestro medio, es tan cómplice y criminal como los agentes armados, esos a quienes ahora quiere identificarse con los senderistas de antaño.
Por tanto, tratar o pretender juntar el más cruel negocio ilegal de hoy con la imagen de un Sendero de finales del siglo XX, parece guardar un propósito, acaso tan o más vil que los propios crímenes que se están cometiendo en el Vrae. Y que consiste en desviar la mirada de la opinión pública, hacia fantasmas ya superados, dejando indemne e intocados a todos los agentes vivos y realmente peligrosos de hoy.