17 de marzo de 2008

Carta de un Educador peruano

Luego de unas semanas de total desconexión en este Blog, consigno sin más comentarios, un consistente artículo de mi apreciado amigo Eduardo León, que no solo es un ciudadano, sino un educador de los más serios que conozca.
Copio íntegramente su carta abierta:

EL MINISTRO CHANG Y EL TEMA DEL VERANO
Profunda tristeza y preocupación nos causa a la mayoría de peruanas y peruanos los resultados de la evaluación docente. Sólo un puñado de docentes que se presentaron a la evaluación, de los miles y miles que dieron el examen, están expeditos para continuar el proceso de nombramiento. Algunas regiones ni siquiera cuentan con un solo docente que haya obtenido más de 14 puntos de calificación.
Como se ha señalado, esta es la realidad de la educación.
Sabemos que los resultados de la evaluación no nos ha dicho nada nuevo sobre las competencias profesionales de nuestros docentes. Pruebas anteriores ya nos habían ofrecido la misma o similar información.
El ministro Chang hizo bien en señalar los antecedentes de los nombramientos de los años anteriores durante el gobierno del delincuente Fujimori y del presidente Paniagua. Dijo que fueron miles los docentes que fueron nombrados en el sector sin tener los créditos necesarios para ello. Afortunadamente, nuestra memoria es buena y recordamos que en el primer gobierno del APRA, fueron muchos más los miles de docentes que no necesitaron de una curva de ajuste para ser nombrados; sino de un carné partidario, sin dar examen alguno y sin haber estudiado un ciclo, al menos, de pedagogía. Efectivamente, señor ministro, los antecedentes son, dramáticamente, oscuros.
El ministro ha mostrado su decisión de no ablandar los criterios de selección de docentes para el nombramiento. Totalmente de acuerdo. Nuestros niños y niñas merecen buenos docentes. Y nuestros docentes deben esforzarse para prepararse mejor. Pero, igualmente, nuestros maestros y maestras merecen ser capacitados de manera técnicamente seria. Y tienen derecho a ser bien capacitados como compensación por una formación fraudulenta que el Estado peruano les ofreció durante sus años de estudio desde el nivel inicial hasta el superior.
Por eso, la primera pregunta que se me vino cuando escuché al ministro de educación en televisión, brindándonos la información sobre los resultados de la prueba, fue: ¿Cuántos de los 35 000 docentes capacitados por el PRONAFCAP habrán aprobado la evaluación?.
Y la segunda pregunta que me hice fue: ¿Cuántos docentes capacitadores del PRONAFCAP, que se presentaron a la evaluación, habrán obtenido una nota aprobatoria?
Por lo menos, en Ucayali, ya sabemos que ninguno de los docentes capacitadores del PRONAFCAP obtuvo una calificación igual o mayor a la de 14. Y es muy posible que suceda lo mismo en otras regiones. ¿Qué significa esto? Significa que ni siquiera los capacitadores del PRONAFCAP reunían las condiciones para ser docentes de una escuela pública en el Perú, retomando las propias palabras del ministro Chang. Entonces, señor ministro. ¿Cómo pretende usted que los docentes de aula mejoren sus competencias profesionales si aquellos a quienes usted pone al frente de la capacitación no alcanzan la calificación que, usted mismo y muchos otros, consideramos que es aceptable para trabajar en las escuelas?
No caiga usted en la autocomplacencia, señor ministro, afirmando que en esta oportunidad, a diferencia de otros procesos anteriores, un mayor porcentaje de docentes obtuvo una calificación mayor de once; porque entre un 3 y un 4.6% no hay ningún avance significativo. Ofrézcanos, más bien, la información que le planteo desde mis dos preguntas. Así las peruanas y los peruanos sabremos cuál ha sido el impacto real del PRONAFCAP. Y de allí podremos inferir si su Ministerio está a la altura de los difíciles desafíos que nos plantea la deteriorada situación del magisterio y si está dando las respuestas que se requieren.
Y si menos del 4.6% del profesorado que participó en ese programa no está en las listas de aprobados, asuma con seriedad esa información y tome las siguientes medidas:
1. Asuma, de una vez por todas, las políticas propuestas en el Proyecto Educativo Nacional (PEN) como instrumento maestro para realizar los cambios que la educación necesita. No proponga políticas aisladas de capacitación ni programas inmediatistas. La gravedad de la crisis educativa demanda una intervención global que atienda los diferentes factores que han generado esta situación que hoy enfrentamos; y que no sólo se relacionan con la capacitación.
2. Haga diseñar y desarrollar un Plan Estratégico de Mejoramiento de la Educación que se derive de la priorización de las políticas más relevantes del PEN y que tome en cuenta la diversidad cultural de nuestro país.
3. Convoque a las instituciones y especialistas que tengan la mejor experiencia de campo en capacitación docente para diseñar un Sistema Nacional de Capacitación en el marco del Plan Estratégico de Mejoramiento de la Educación, que contemple las diversas culturas y lenguas en las que se educa nuestra infancia.
4. Despida a todos lo funcionarios y especialistas que desarrollaron la infame propuesta del PRONAFCAP, incluyendo a todos los viceministros, directores nacionales o generales que dieron el visto bueno a una propuesta antitécnica, llamada a fracasar; y convoque un personal competente vía concursos transparentes en el sector.
5. Retire la confianza de aquellas universidades que participaron en el PRONAFCAP y que tienen menos del 4.6% de docentes aprobados con 11.
6. Y, por supuesto, detenga de inmediato la nueva etapa del PRONAFCAP que promete ser otro fracaso más.
Esa es la mejor forma en que usted puede convencer a la ciudadanía de sus verdaderas intenciones de conseguir que en un futuro no tan lejano, todos los niños y las niñas de nuestra patria puedan ejercer su derecho a una educación de calidad con docentes bien preparados gracias a políticas educativas consistentes y efectivas।

Eduardo León Zamora
Ciudadano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Disculpe Sr. Lucio que le escriba sobre otro tema pero usted en el blog de Faverón pidió una respuesta y aquí se la brindo ya que no sé si aparezca publicada en "Puente aéreo" o usted la lea a tiempo:
"Estimado Lucio:
No se arañe antes de tiempo. Todo el mundo felicita o elogia una iniciativa, un proyecto, un libro que al fin es publicado. Yo no he dicho "no lean el libro" o "el libro es malo" porque justamente lo he leído. Estoy en mi derecho de decir "ojalá esté a la altura de las circunstancias" debido a que no todo lo que realice el Sr. Faverón tiene que ser bueno de antemano. Le felicité que lo publique y lo único que agrego ( con todo derecho) es que ojalá haga mérito el acercamiento a un autor fundamental de los últimos tiempos.
Como dice Faverón en otro caso y lo aplico yo hacia usted: "no vea fantasmas, Sr. Lucio donde no los hay". Yo sólo con mi comentario espero el libro resulte gratificante".

Lucio Suárez dijo...

Perfecto estimado anonimo.
Yo suelo inclinarme a diferenciar entre el esfuerzo de la producción cultural, y la calidad del producto. La publicación es un logro que en cualquier caso, cabe saludarse. Luego, cuando hayamos conocido o leído el trabajo, podremos enjuiciar sus alcances artísticos.
Ahora bien, si preguntarte por el significado de tu comentario es ver fantasmas, bueno, está bien, trataremos de no verlos.
La cuestión es la siguiente estimado amigo. Tales fantasmas, el del maleteo gratuito, la pequeña envidia, el rajecillo travieso, existen?, o no, en nuestro medio.
Identificarlos, es ver fantasmas?. Bueno, saludo tu optimismo. Muy bien.
En todo caso, lo importante de esto, será leer el susodicho libro. Y, luego, si deseas, conversamos sobre eso, y más.
Saludos.

Lucio

Anónimo dijo...

Igualmente perfecto, cuando tú tengas la oportunidad de leer el libro (el cual ya he revisado) no tengo ningún problema en conversar, debatir. Lo que ocurre es que para mí usted sí veía fantasmas ya que mi comentario era válido porque no lo animaba ninguna envidia, maleteo gratuito o rajecillo travieso.
No todos elogiamos o saludamos de la misma manera la aparición de un nuevo libro. Y ojo que lo felicité, otros hubieran dicho de frente: "espero el libro valga la pena", cosa que no hice yo.
Saludos.