15 de diciembre de 2006

UNOS DÍAS EN TRUJILLO

Recientemente tuve la oportunidad de estar unos días por la ciudad de Trujillo y confieso que me resultó gratamente interesante, tener la posibilidad de contrastar ciertos matices de la vida cotidiana en Lima con las de esta bella ciudad.

En realidad solo fueron dos días. Y, debido a las actividades que debía realizar, me fue imposible disfrutar de todos sus atractivos. Sin embargo, precisamente, dentro de esta rutina frenética pude vivenciar cosas que quisiera compartir en esta pequeña crónica.

La urgencia de estar en Trujillo aquel fin de semana, me obligó a viajar por avión y de noche. De modo que todo empezó cuando me encontré sentado en uno de los asientos del pasillo en uno de los vuelos de Lan Perú. De pronto escuché un tumulto de gente evidentemente extranjera.

Deduje por la voz, que la mayoría era gente adulta en plan de vacaciones o en algún tour de aventura, porque, para venir al Perú, hay que tener un cierto espíritu de aventura.

Ese sábado para mí había sido super ajetreado. No había tenido ocasión de almorzar. Por lo cual, a eso de las ocho y treinta de la noche, el hambre empezaba a producir sus primeros estragos en mí. Yo estaba tratando de ordenar el plan de actividades previsto para esos días y de pronto, percibo que alguien deseaba entrar a uno de los dos asientos hacia la ventana. Yo dudé un instante si ponerme de pié o preguntarle si es que deseaba algo. Solo atiné a encoger las piernas y cederle el paso diciéndole: “Go a head”, en mi inglés a media caña. Felizmente entendió y me dijo algo así como gracias muy amable en un inglés que identifiqué como el típico americano. Se trataba de una veintena de turistas norteamericanos reunidos en grupos , muy entusiastas que se dirigían a Trujillo; probablemente a conocer las ruinas de Chan Chan o las playas de Huanchaco.
Cuando llegamos, bajé en medio de este grupo de turistas, por supuesto, yo, con más hambre que entusiasmo.

José Zevallos, un colaborador de CIDESI, debía esperarme en el aeropuerto. Él es de Trujillo, conoce la ciudad y había viajado el día anterior. Pero una descoordinación con el uso de los códigos de llamada local y nacional me impidió avisarle a tiempo que ya estaba partiendo. De manera tal, que a mi llegada no estaba en el aeropuerto de Huanchaco. Yo tuve que aplicar el plan B. Es algo que suelo prever en algunas de mis actividades poco rutinarias. Así es que decidí llamar a mi amigo Heber García. Un buen amigo, ciego como yo.

Una señorita de Lan me guió desde el avión hasta la zona de los taxis. Quería asegurarse que me fuera muy bien atendido. Conversó con el taxista y esperó hasta que hubiera definido a donde iba a dirigirme. Llamé a Heber desde el celular del taxista y parece que, dado que era sábado y, además, por la noche, no lo iba a encontrar. La señorita me informaba de varias opciones de hospedaje en la ciudad mientras esperábamos las coordinaciones del taxista. “Yo no tendría inconvenientes de ir donde tu me lleves”, le dije mentalmente a la guapa counter de Lan, que según recuerdo se llamaba Patricia.

Por fin, decidí ir al hotel Colonial. Heber, seguramente, estaría disfrutando de una fiebre de sábado por la noche y yo no iba a estropearle la jornada. Así es que enrumbamos al hotel, en el centro de la ciudad. A medio camino entre el aeropuerto y el hotel, entra una llamada a mi celular. José me dice: “Lucio, ¿donde estás?, espéranos que estoy yendo para el aeropuerto”. Le dije que ya andaba en camino y quedamos en que me esperaba en el centro mismo de la ciudad. Según me percaté, esa noche algunos candidatos estaban desarrollando sus últimos mítines de campaña en la plaza de Trujillo, previos a los comicios municipales del domingo siguiente.

Nos reunimos con José y una amiga suya. Me instalé en el hotel y fuimos a comer y celebrar mi llegada a la, no estoy seguro si, segunda o tercera ciudad del Perú. Probé la “Pilsen Trujillo”. La encontré buena. Por lo menos mejor que algunas que las que se toman en Lima. Cuando volví al hotel, me avisaron que un amigo mío había venido a buscarme. Supe que Heber, había abandonado su “fiebre de sábado por la noche”, para venir a recibirme. Debo decir, que la verdad es que Heber inmediatamente supo que estaba en Trujillo se ofreció de anfitrión y trató de coordinar con el taxista para que me dirigiera a alguno de los hospedajes económicos y de calidad. Pero como yo soy algo impaciente, decidí ir al primer hotel que se ofreciera cercano a los puntos de mis actividades. Además, como la llamada que le hice había sido realizada desde el celular del taxista, él, Heber, no había sabido como ubicarme.

Al día siguiente, luego de desayunar recibí la llamada de Heber y me dijo que estaba en camino. Lo esperé para ir juntos con José al instituto Leonardo Da Vinci, donde, por gestión del Inictel y con apoyo del congresista Urtecho, se viene realizando un curso de computación para personas con discapacidad. Desarrollamos algunas entrevistas y coordinaciones con los responsables del curso. Ya luego de todas las actividades, al medio día, nos fuimos a almorzar. Heber sugirió algunos lugares interesantes. Como era domingo, fuimos a comer unos cebiches en un restaurant que no recuerdo el nombre.

Tuve ocasión de conocer a un par de trujillanos, amigos de Heber, muy amables y ocurrentes. Se trata de unos comerciantes de calzado que frecuentemente viajan al Ecuador. Tuve la oportunidad de ir enterándome de la dinámica económica que se está perfilando en el norte del país. Personalmente no estaba al tanto de que en varias ciudades del norte peruano, pero en especial Trujillo, además del boom agroesportador, se ha ido desarrollando una sólida industria del cuero y el calzado.

Pero además, ahí con los amigos de Heber, uno de los cuáles es compadre suyo, conocí de la gran amabilidad y bonomía de la gente de Trujillo. Yo había oído de esto. De hecho, en general se sabe que la gente de las provincias suelen ser más amables que los de las capitales. Pero creo que en este caso, la bondad es marcadamente notoria.
Heber me había pedido que después de almorzar lo acompañara al Hospital Regional a visitar a un primo suyo que recientemente había sufrido un terrible accidente de moto donde había perdido las dos piernas. Se trataba de un joven de 21 años, proveniente de las zonas andinas de La Libertad. Llegamos al hospital y encontramos a varios familiares de Heber, visitando al joven. Vilcar, que así se llama, estaba notoriamente afectado. Tuve oportunidad de conversar unos minutos con él. Tratamos de compartir algunas experiencias personales para transmitirle ánimos. No sé si lo logramos, pero era evidente, que Heber le cambia el ánimo a cualquiera. Por lo menos el resto de los familiares estaban tan contentos de que este primo ciego, acompañado de un amigo también ciego, se hubieran dado el tiempo de venir a saber como estaba el joven Vilcar.

Ya por la noche estuvimos en casa del compadre de Heber y ahí, tuvo lugar otra de las cosas interesantes que me pasaron. Estábamos brindando con algunas bebidas espirituosas con Heber. Su compadre acababa de partir al norte. Y en eso, entra una llamada a la casa y la señora, comadre de Heber, luego de contestar, le pide a Heber: “compadre, por favor, acaban de robar la motocicleta del taller y David está en la comisaría, ¿podría usted llevarle la tarjeta de propiedad?”. Según pude notar, Heber es conocido y reconocido por su extroversión y generosidad. Heber dijo; “Claro, comadre, faltaba más. En qué comisaría se encuentra”.

Nos dirigimos a la comisaría. Cuando llegamos a preguntar, al parecer, nadie sabía de qué motocicleta o robo se trataba. Estábamos en plena indagación cuando llegó una unidad con varios efectivos que llevaban a un detenido. Se nos acercó un joven en sandalias y short a saludar a Heber. Este me presentó. Nos comentó que habían intentado robar la motocicleta pero que él mismo lo impidió. Había logrado no solo evitar el robo, sino que había reducido al tipo y además, había podido pedir apoyo para que acuda la policía. Mientras permanecimos unos minutos, desde donde nos encontrábamos, pudimos escuchar cómo obligaban al maleante a confesar su identidad. Al parecer ya tenía antecedentes. Se oían algunos insultos y amenazas. Recordé que la policía puede ser muy dura en cualquier parte.

Cuando nos retirábamos, Heber me comentó que este joven, David, era el jefe del taller de su compadre. David era conocido por su temperamento. Solo tiene 23 años, pero que es una especie de fiera silenciosa. Solo lo habían conocido descontrolándose en algunas jornadas de fútbol, pero que para haber agarrado a un delincuente con antecedentes, y, además, estando solo en sandalias, tenía que ser, como dijo Heber: “un bravo”.

Después de esta breve experiencia nos fuimos a comer. Una de las cosas que me llamaron la atención fue el costo bastante económico de la vida en Trujillo. A cada lugar que fuimos lo hicimos en taxi. Cada carrera nos salía de dos a tres soles. En una ocasión tuve la oportunidad de subir a una combi y noté que conocían a Heber.

Algo que también me llamó la atención, es que a diferencia de Lima, en Trujillo los cobradores de las unidades de transporte no llaman a grito pelado. No se percibe ese ambiente ruidoso de las esquinas y paraderos de Lima, donde uno puede permanecer varios minutos en una misma esquina, mientras el cobrador trata de llenar la combi. En este aspecto, Trujillo me hizo recordar a otras ciudades donde he estado, en las cuales el tráfico aún no ha caído en la barbarie limeña. De hecho, me sorprendió gratamente saber que en esta ciudad, los taxis han sido organizados por colores distintivos de manera que resulta más fácil su ubicación y control en caso de robos.

Al día siguiente, lunes 13, tenía previsto visitar el Colegio Especial “Tulio Herrera León”. El principal centro de educación y rehabilitación para personas con discapacidad visual en la ciudad de Trujillo. Debido a que José debía volver a Lima el domingo para cumplir con sus actividades normales de trabajo. Me ví forzado a contar con alguien para que nos facilite el traslado a los puntos de visita de ese lunes. Felizmente, Heber contactó a un amigo y colaborador suyo para servirnos como guía en la ciudad. Denis, un muchacho super buena honda, nos ayudó con la mayor voluntad en esa jornada de lunes.
En realidad yo pretendía hacer una visita muy rápida y discreta al laboratorio de cómputo del colegio Tulio Herrera. Pero la hospitalidad de la profesora Alicia Milagros y de la madre directora del colegio, nos permitió hacer un recorrido por todos los salones del centro.

Justo cuando llegamos, la directora y la profesora Milagros, salían a una diligencia. De modo que la señorita Rosmery fue encargada de guiar nuestro recorrido. Era la segunda vez que hacía una visita a un centro de educación especial. La primera fue en Lima por intermedio de la Unidad de Educación Especial del Ministerio de Educación. Pero esta era la primera vez que hacía una visita guiada a un centro para personas ciegas. Primero hubo una formación de alumnos en el patio, donde participamos de la presentación de los candidatos a la alcaldía del colegio. Un par de mítines algo multitudinarios y, uno de ellos, medio reguetonero pero muy simpático.

Después fuimos ingresando a cada salón. Saludamos a los alumnos que los habían desde pequeñitos de tres o cuatro años hasta jóvenes que ya están desarrollando estudios superiores.

Luego de esta visita breve, tenía previsto conversar con un contacto en el diario La Industria de Trujillo. Aquí también, en la sede del diario La Industria, percibí esa amabilidad y trato cálido de la gente trujillana. Pepe Hidalgo, jefe de la sección cultural de La Industria, nos proporcionó la información y datos que le solicité. Acordamos gestionar algunas iniciativas y movidas culturales apenas retomemos el contacto. Luego de ello, pude percibir otra diferencia extraordinariamente interesante respecto de Lima. En Trujillo, al igual que en algunas ciudades de países algo más concientizadas en el cuidado del medio ambiente, se ha dispuesto que de acuerdo con un cronograma establecido, hayan domingos en los cuales se cierran ciertas vías y calles al tráfico automotor y solo se permite el flujo de peatones. Esto permite no solo reducir la emisión de gases tóxicos, sino que además permite descongestionar la ciudad y darle un clima más agradable.

Después de la jornada de la mañana, nos fuimos a almorzar a una cebichería casi en las afueras de la ciudad. Nuevamente tuve ocasión de disfrutar el temperamento trujillano entre unos exquisitos cebiches y un par de negras interesantes. Un par de cervezas negras, por supuesto.

Por la tarde, debía asistir a la clausura del curso de computación desarrollado en el laboratorio de cómputo del colegio Tulio Herrera. Asistimos con Heber y Denis. Pude conocer a todos los participantes del curso a quienes, hasta ese momento, solo conocía por nombres. La jornada estuvo muy agradable, nos invitaron bocaditos, comentaron los incidentes durante el curso, creo que fue Carlitos quién me obsequió un CD con música hecha por él, luego Heber rompió una bandeja de cristal y la cosa se puso divertida.

Al final de la jornada a alguien se le ocurrió la buena idea de ir a comer algo para compartir unos momentos amigables. Fuimos a un Rocky’s en plena Avenida Larco de esta ciudad. No sabía que en Trujillo también se encuentran esta cadena de pollerías. De hecho, el lugar me pareció hasta más acogedor que los de Lima. Al entrar hay dos fuentes de agua a cada lado de la vereda de ingreso. Tuve el gusto de compartir con Charito Boy, presidenta de la Asociación de Ciegos Luis Braille, con Milagros y Rosmery, instructoras de cómputo en el colegio, con Abel y otros chicos. Velada muy simpática donde en un momento inesperado, Heber, tras darle un vehemente mordisco a la pierna de su pollo, se olvidó de mi nombre y me llamó Dionisio, provocando la risa general. Supongo que en alusión al Dios griego, yo espero que sí.

Esa misma noche partía de regreso a Lima por vía terrestre, luego de conocer una pequeña parte de esta ciudad llamada: “Ciudad de la Eterna Primavera”. La verdad es que yo he quedado con el compromiso y las ganas de volver apenas se den las condiciones, que espero sea pronto. Entretanto, por ahora, estoy procurando aprehender el potencial que ofrecen las diferencias de temperamento y de hábitos culturales entre unas ciudades y otras, entre unas realidades y otras para descubrir como la diferencia puede traducirse en el factor oxigenante de nuestras rutinas personales.
Hasta la próxima oportunidad, Trujillo.

11 de diciembre de 2006

LAS CUENTAS EN AZUL Y LA TENTACIÓN DEL DELITO

Recientemente ha surgido, en nuestro país, una nueva angustia social debido al incremento de los asaltos y secuestros con características mercenarias. Algunos medios periodísticos proporcionan datos estadísticos, modalidades de asalto o puntos de mayor incidencia de secuestros. Sin embargo, la cuestión no es solo, saber como están las cosas en materia de seguridad ciudadana, sino, porqué tenemos ahora este fenómeno. Luego de más de una década de violencia política y otra de dictadura, ¿no se suponía que este país necesitaba paz y rechazaba la violencia?. ¿No era, acaso, cierto que ya habíamos superado lo peor en términos de violencia?.

Creo que es razonable preguntarse qué nos ha traído ahora, este nuevo fenómeno. Desde una perspectiva de simple ciudadano podríamos hallar una causa fundamental. La presión que el modelo económico ejerce sobre la población y, sobre todo, en los sectores más vulnerables, puede desencadenar malestares incontrolables.

Si pensamos en cómo es que grandes flujos de dinero discurren en determinados círculos financieros, beneficiando a sectores privilegiados y a ciertas capas muy circunscritas, mientras que la mayoría de la población anda ajustada y, en muchos casos, al borde de la desesperación. Es decir, si pensamos en cómo es que tanto dinero circula grosera y desafiante en medio de la pobreza y la angustia económica, entonces no debe sorprendernos que la tentación del delito y el crimen empiece a ganar terreno en la sociedad.
Si vemos a tantos jóvenes en los límites de la frustración. Si pensamos, por ejemplo, en los policías o, talvez, en los vigilantes que trabajan de seis a seis o de ocho a ocho, con sueldos francamente inmorales, no será difícil imaginar dónde pueden estar las condiciones que alimentan los niveles de criminalidad que ahora empezamos a percibir.

Una sociedad que juega con el futuro de sus generaciones más jóvenes no puede esperar seguridades ni tranquilidad. Una sociedad con un modelo económico que, literalmente, le importa un bledo como viven o sobreviven sus ciudadanos, definitivamente está jugando con fuego.

El señor Toledo y su premier Kuchinsky no se cansan de repetir la monserga aquella de que han dejado las cuentas del país en azul. Pero, si dejar las cuentas en azul supone condenar a grandes sectores a vivir ajustadamente y en la angustia permanente de no poder cubrir la educación y la salud de sus hijos o, peor aún, de no poder alimentarlos, entonces probablemente habrán dejado las cuentas en azul, pero con manchas de sangre. Porque está claro que un modelo que privilegia el éxito económico de pequeños grupos dejando al abandono a las mayorías, de todas maneras condenará a la sociedad al terrible malestar humano que al final, degenerará o, en revueltas sociales o, en el incremento de los niveles de criminalidad.

Resulta, pues, de un cinismo indefendible sostener que la única manera de desarrollar al país es "atrayendo inversiones", mientras se le restringe posibilidades al productor interno. Porque, la situación actual , (situación perfectamente atribuibles a mentalidades como las de Kuchinsky, que además la defienden con orgullo, es la mejor forma de ahuyentar las inversiones. Solo pensemos en el escándalo que debe haberse producido entre los inversionistas extranjeros el reciente secuestro del empresario español, de la Coruña, a quien le han extraído por rescate cerca de cien mil dólares. (Las versiones periodísticas refieren que cuando lo hallaron, luego de su liberación, en un basural, al querer ayudarlo algunos transeúntes, el empresario herido en las piernas y atado por completo , se negó y dijo: “déjenme aquí, ya no me hagan más daño”).

El problema, parece no ser, solo, una cuestión de seguridad ciudadana, sino de factores que posibilitan el crimen. Hay que recordar que la relación siempre ha sido directamente proporcional entre seguridad y crimen. Cuanto más se enfatizan los procedimientos de seguridad, tanto más se sofistican los procedimientos criminales.

Pareciera que la realidad, la propia vida nos obligará a hacer más racionales los modelos de desarrollo y los esquemas económicos. Si no queremos vivir a la defensiva, (como está empezándose a recomendar en los medios, con técnicas de cuasi espionaje o semiclandestinidad hasta para ir de compras), si es que no queremos una nueva generación que crezca en la paranoia, entonces estamos obligados a promover, gestionar y exigir modelos de desarrollo más coherentes y saludables. Forjar o, por lo menos , exigir desde la propia ciudadanía, un proyecto social y económico más racional y decente se imponen casi como una cuestión de emergencia. Pero esa es una responsabilidad nuestra. No de candidatos o caudillos sino de quienes vivimos y sufrimos este país. En las circunstancias actuales, talvez, solo cabe generar conciencia y compromisos con las cosas que nos afectan a todos. Hay cuestiones muy puntuales ante los que no caben ni ideologías ni posiciones doctrinarias. Cuando estamos ante una catástrofe o una amenaza colectiva, (y esto parece serlo), no hay lugar a discrepancias o matices. Solo cabe prevenir o remediar el daño. Y, consideramos que lo que cabe hoy es adquirir una gran capacidad de exigencia ante los funcionarios públicos. Probablemente se haga necesario un proceso de emponderamiento ciudadano tal, que las condiciones sociales marchen en concordancia con las cuentas en azul. Habrá, pues, que recordar, que no hay alternativa. O adecentamos nuestros modelos de distribución de riqueza o abrimos las puertas a nuevas formas de violencia. Depende de nosotros. Es una elección que la haremos por acción o por omisión. Pero igual la haremos.

Junio de 2006

LA ERGONOMÍA EN LA REPRESENTACIÓN DE LA INFORMACIÓN*

A partir del surgimiento del lenguaje articulado en los albores de la civilización humana, el hombre se planteó la necesidad de representar, registrar y transmitir los conocimientos adquiridos por cada generación mediante el uso de símbolos que buscaban representar el instrumento que ya le era posible referenciar: el discurso. El discurso oral fue instrumentalizado en el discurso escrito. En su forma más elemental: el texto.

Posteriormente con la llegada de la imprenta el texto escrito cobra una preeminencia cuyo reino se prolongará por más de cinco siglos, hasta la aparición de las formas electrónicas de representación de información. El hombre contemporáneo, en momentos en que ya le es posible disponer de nuevas herramientas para representar la información, especialmente cuando las denominadas NTI salen de los claustros militares y científicos, se enfrenta con una reformulación de paradigmas, que aún está en proceso de definirse.

El asunto de la representación del conocimiento en la actualidad comporta una serie de nuevas cuestiones y desafíos. No es ya, únicamente, una cuestión lingüística como quería Saussure o un asunto de Análisis del Discurso como estiman algunos teóricos de la comunicación. En los últimos tiempos se ha planteado con creciente fuerza el tema del diseño de los entornos a partir de las teorías de la disciplina de la ergonómica.

Después de las intuiciones de Vittgenstein sobre la indisolubilidad del pensamiento del lenguaje, nuevamente podría abrirse esta cuestión a la posibilidad de independizar el conocimiento humano de las formas y los medios de representación como un modo de concebir el conocimiento en su forma más abierta y por tanto accesible para cualquier forma de interacción e internalización.

La ergonomía en la representación de los conocimientos, supone la concepción del principio de “diseño universal en la información y en el conocimiento. La presente ponencia busca exponer sumariamente algunos elementos de análisis para considerar la representación del conocimiento, a partir de la aplicación de tecnología, en condiciones que asegure su accesibilidad en el sentido más amplio del término.



*Extracto de la Ponencia presentada el 11 de noviembre de 2006 en la PUCP.

VOTO DE SANCIÓN

Las elecciones presidenciales de este 2006 nos obligan, aparentemente, a participar de un proceso llamado democrático. La mayoría de gente se ve en la obligación de enterarse mejor acerca de las opciones electorales para no equivocarse una vez más, mientras los mas serios proponen ser mas responsables y fijarse en programas y no en caras.

Frente al rechazo generalizado que existe ante la política y, sobre todo ante los políticos, quisiéramos proponer una opción que va de acuerdo con nuestra condición de ciudadanos. Cabe notar aquí, que si nos fijamos bien, tanto los políticos, como los medios y hasta las encuestadoras, nos miran y nos ven como "VOTANTES" no como ciudadanos. En realidad, uno siente que no es ciudadano, ni siquiera persona, sino somos un voto. Eso, un voto. Pero, el problema no es que el sistema de la política nos vea así, sino que nosotros dejemos que sea así. Es decir, que sintamos que ya que tocan elecciones este año, entonces tengo que votar de todas maneras por alguien, o sea, que entre lo peor, tenemos que elegir el menos malo.

Nosotros proponemos, ya que no tenemos mas alternativa que asistir a votar en abril, que le apliquemos una sanción ejemplar a la clase política y, de pasada, a los que viven de ella como las encuestadoras, los asesores las consultoras, etc. La sanción consistiría en propinarles una derrota histórica a los políticos emitiendo el voto nulo. Sí, el voto nulo. Vale decir, la idea es que ninguno de los candidatos presidenciales ni congresales termine elegido en las elecciones de abril para forzar unas nuevas elecciones a fines de año, pero con reglas distintas, claramente distintas. Reglas convenientes para nosotros los ciudadanos que somos quienes finalmente ponemos a estos funcionarios en sus cargos. Después elegiremos a quien haya que elegir.

Esta iniciativa está concebida desde nuestra condición de ciudadanos y lo que ahora se requiere más que nunca, es no tanto, elegir bien, informarse mejor o revisar los programas de gobierno, sino ante todo, reivindicar nuestra posición de ciudadanos.
Ahora bien, por supuesto, cabe la pregunta: ¿Y qué ganamos con eso?. Yo diría, talvez por ahora no mucho de manera visible. Pero, comenzar a vernos como ciudadanos, es decir, como miembros de la sociedad con derechos y responsabilidades, nos permitirá tener mas ingerencia en nuestro futuro. Sin embargo, para terminar, quisiera proponer también, la siguiente reflexión. Pensar que estas iniciativas no tienen sentido porque ¡qué podemos hacer unos pocos frente a la mayoría que de todos modos irá a votar por alguien!, o pensar que "bueno, pero no hay que ser pesimistas, el candidato X me parece bien intencionado", encierran un problema grave. El problema es que aún creemos que nuestra función como ciudadanos es votar, aplaudir, frustrarnos y luego, quejarnos cinco años. Todavía pensamos que la mecánica social funciona mediante líderes o mejor dicho, "buenos caudillos", a quienes hay que elegir para que sean ellos los que nos resuelvan los problemas y, si es posible, nos resuelvan la vida. esa creencia y su correspondiente actitud es el mayor lastre que nos tiene como estamos. Somos gente sin la capacidad de sentirnos reales ciudadanos y sin el valor para reivindicarlo.

Entonces, si sucediera que aún no estamos dispuestos a asumir una madurez social y asumirnos como lo que deberíamos ser, CIUDADANOS completos, solo nos quedará resignarnos. Si así fuera, yo propongo tener claro lo siguiente:

Dado que por nuestra inercia alguien saldrá elegido, (muchos se entusiasmaron con Humala, por ejemplo), habrá que estar claros que no tendremos razones para ningún cambio. Las sociedades no cambian por sus "buenos caudillos", sino por la madurez de sus ciudadanos. Hay que saber que le estaremos entregando carta libre al nuevo funcionario de palacio y si la frustración sobreviene, entonces no habrá que quejarse. Estamos pues, ante dos opciones. O asumimos una actitud seria y valiente al sancionarlos o dejamos, una vez mas, que la política se imponga y nos mantenga cinco años más en la frustración. Lo interesante es que todo esto depende de nosotros, solo de nosotros.
¡No nos agrada la conducta de los congresistas?, ¿Nos indigna el descaro de ciertos políticos?, ¿Nos preocupa el futuro de nuestro país?. Bueno, hay que decidirse y atrevernos a participar real y efectivamente en política. Y si no nos agrada la política, igual, abramos espacio para una gestión más decente y coherente de nuestro futuro.
Piénsenlo .... el voto nulo. Es democrático porque forma parte de nuestros derechos, en cierto modo, es responsable y, si pensamos en ciertos casos, hasta resulta higiénico.

VOTO NULO, VOTO DE SANSIÓN.



Marzo de 2006

PARA LUCÍA

Una mirada que imagino triste se posó en medio de mi soledad. No esperaba esta vorágine de sentimientos, pues ya casi me sentía acerado por el desamor.

Pero ella. Esta niña con penas de mujer, se metió sin querer en mi universo silente.
Algo me duele de ella, algo se diluye en mis manos, algo que al mismo tiempo no se desprende de mí.

Tengo una imagen de ella, una imagen que es solo mía. Tengo, también, la voz de ella que se quedó atrapada en un tranquilo almuerzo de medio día.

Hay días en que la ausencia de alguien se ensaña tanto con uno que no es posible siquiera disimular. Su ausencia se adueña de este instante que se hace eterno e implacable.
Lucía ya no está. Ella ya se fue y algo no volverá a ser lo mismo.
Ella me miró con esa mirada entre triste y serena. Ella percibió algo de mi universo. Supo que toda ella dormía, sin saberlo, entre mis sueños y mis días.

Solo sonrió con ternura, trató de ser amable y calló. Calló con un silencio dulce y delicado.
Acaso es suficiente decirle "Lucía, te quiero", ""me importas sin poder explicarme porqué".
Creo que no vasta. Siento que se necesita más que el cielo, la noche y las flores para decirle que me importa, que no he podido dejar de escuchar su voz y el sonido de su caminar. No, no es suficiente. Hay algún enigma vital que se esconde detrás de esa ternura que me es inhaprensible y que, sin embargo, necesito conocer y tener.

Ahora está lejos, tan lejos que siento un frío intenso. No sé si volverá. No sé si al oírla nuevamente, volverá con ella la primavera y ese leve calor que devuelve la vida de a pocos.
Lo que sé es que ahora, en este instante, la tengo aquí, en estas palabras que escribo, en esta pena que siento y en esta espera tan larga.

Una espera de alguien como ella. Alguien que pueda llegar con algo que por lo menos se parezca al amor. Pero que no tarde. Que no tarde más.

Mayo de 2006

PROYECTO CIVILIZATORIO

Frente a la creciente demanda de formular o inventar propuestas para darle un curso más promisorio a las actuales energías humanas que buscan encaminarse en algún sentido viable, se abre la posibilidad de explorar caminos distintos a los ensayados en tiempos pasados. Hasta el siglo XX, por no decir hasta la actualidad, se ha percibido a la esfera social como la imagen más representativa de la realidad, por lo menos la realidad que le concierne a la humanidad.

En virtud de esto, puede observarse como es que las propuestas o esfuerzos por "cambiar" el mundo, pasaban por pensar en transformar la SOCIEDAD, pero, siempre , desde la dimensión de la POLÍTICA. Así, desde la gran epopeya de la revolución francesa donde una fuerza alimentada por la ilustración, pero cristalizada en un proceso social, irrumpió en la realidad, en el estado de cosas, y le infligió un cambio profundo e inexorable, hasta los movimientos de corte marxistas, anarquistas y otros proyectos sociales como el liberalismo, o la socialdemocracia, en el siglo XX, apuntaron invariablemente hacia el ámbito socio-político cuando no, exclusivamente de lo POLÍTICO. Aunque bien es cierto, que en algunos momentos también se privilegió el ámbito de la economía y, más recientemente, el de la técnica.

De tal modo que la esfera por excelencia, el blanco preferido ha sido la esfera social, sociohistórica, y, esencialmente , la dimensión política. Todas las energías disidentes, las iniciativas utopistas, y, más aún, las voluntades revolucionarias han buscado incidir en el sistema político. Cabe reconocer, pues, que frente a la necesidad de transformar el mundo, la realidad o la vida social, se ha privilegiado la política como el espacio decisivo para intentarlo. Las respuestas mas comprometidas con la necesidad de transformar la realidad y el mundo, no pudieron librarse de esta lógica de privilegiamiento de lo político y se limitaron a este terreno dejando intacta la dimensión civilizatoria que las anida.

Ahora bien, en las circunstancias actuales y, a tenor de los procesos vividos, cabe preguntarse si este ámbito de lo político, puede seguir siendo el escenario en el cual se deban concentrar las energías y pulsiones disidentes o liberadoras. Vale decir, que si después de todo lo observado en el siglo XX, puede o debe seguir tomándose a la política como la praxis humana preferida para promover los cambios que se requieren para darle un curso menos destructivo y más racional a la especie humana.

Claro está, previo a esto, será indispensable fundamentar si aún tiene sentido buscar que cambiar el mundo, la realidad, pues hasta esta cuestión parece haberse desgastado. Sin embargo aquí queremos concentrarnos en reflexionar acerca de la esfera o terreno en el cual cabría instalar las energías mas renovadoras y emancipadoras del presente, si esa fuera la alternativa válida.

Sociedad o Civilización

Sin la intención de sistematizar categorías que encasillen los ámbitos en los que discurre nuestra percepción de la realidad, intentaremos proponer un ejercicio de distinción entre dos niveles en los que se desenvuelve nuestra existencia colectiva.
Nos interesa aquí, atender a dos ámbitos de la realidad humana, no siempre, fácilmente distinguibles. En principio, la esfera social.
Por lo general, tiende a verse en lo social, el espacio por excelencia de la realidad humana que, presuntamente, envuelve casi todas las dimensiones del hombre. Se busca encontrar terrenos mas específicos que, se supone, conforman la realidad social, con demarcaciones como la esfera de la política, la economía, la historia, la dimensión sicológica, el derecho, etc. Evidentemente, tal categorización se origina en los intentos de las ciencias por clasificar sus propios ámbitos de investigación y proyección de la realidad. Por lo cual, esta diferenciación respondería a una necesidad que no proviene de la vida misma, de la existencia concreta del ser humano sino de necesidades instrumentales como la organización del quehacer académico y científico.

Sin embargo, en razón de estos intentos de diferenciación o clasificación de la existencia colectiva del hombre, se ha descuidado una esfera o, más bien, una supraesfera que al parecer envuelve y, a la vez, es escenario de lo social. Nos referimos a la esfera de la CIVILIZACIÓN.

Evidentemente puede resultar difícil elaborar una definición de lo civilizatorio. No obstante ello, podría tomarse la perspectiva de la filosofía actual al identificar la civilización como el horizonte multisistémico basada en determinadas nociones del mundo y de la vida que sobrepasa lo religioso y cultural y que son compartidas por verdaderos conglomerados de pueblos y latitudes eventualmente disímiles, pero de algún modo vinculados entre sí. La civilización comporta algo así como una cosmovisión que se nutre de perspectivas religiosas, culturales, modelos de vida y ciertos sistemas de valores que sostienen, desde su base, las estructuras económicas, políticas y sociales y cuyo alcance sobrepasa generaciones y épocas enteras. En el caso de la civilización occidental, por ejemplo, rasgos como la fe en la razón, en la tecnociencia, en la idea de progreso o en la idea del individuo con derechos y obligaciones, han determinado el carácter que adoptó esta civilización a lo largo de los últimos siglos.

A su vez, es indispensable reconocer que en cualquier caso, tanto las civilizaciones como las culturas son forjadas a partir de los elementos proporcionados por la existencia concreta de sus portadores o usuarios. Puede existir una diferencia real y notoria entre un puritano anglosajón y un comerciante de extracción andina, por ejemplo, pero ambos pueden ser usuarios hábiles del dinero, como elemento de intercambio. O, en otro sentido, pueden percibirse diferencias inequívocas entre un sicario del narcotráfico y un fiel islámico, pero en determinadas circunstancias, ambos pueden ser diestros con un fusil automático. Vale decir, aunque un hombre andino aún crea en sus referentes culturales, para cuestiones concretas, el dinero le es tan significativo como lo sería para un especulador de Wall Street. Así como, un árabe puede mantener su fé en la palabra de Mahoma, pero en situaciones límite, se comportará con un arma de fuego tan eficientemente como el peor mercenario. Lo cierto es que en ambos casos, están presentes dos elementos típicamente occidentales como el dinero y el arma de fuego que, al margen de las culturas, sociedades o religiones, funcionan y forman parte de la vida de los participantes de la civilización occidental.

Una Nueva Dimensión Demanda Una Nueva Praxis

En función de estas reflexiones, consideramos que la posibilidad de pensar en alguna acción colectiva que busque incidir en el rumbo en el cual se encuentra el mundo contemporáneo, deberá definirse tomando en cuenta la multiplicidad y simultaneidad de variables que operan en la realidad presente. Deberá, así mismo, apuntar en sus reflexiones y en su praxis, a las bases civilizatorias que la sustentan.

Dada la complejidad de este tema, lo que cabría hacer es propiciar un proceso de reflexiones acerca de la posibilidad de alimentar una propuesta liberadora en los tiempos actuales y suscitar la participación de todas las energías disidentes, utopistas o emancipadoras.

En principio, en concordancia con la envergadura de los desafíos actuales, parece ser inevitable abordar la realidad y las demandas del presente en un nivel CIVILIZATORIO. Sin embargo, una incidencia en dicho nivel no se puede desarrollar de modo directo, sino mediante un proceso continuo de transformaciones. Por lo cual, las condiciones para ejercer acción, digamos, acción liberadora o emancipadora, tendrían que producirse en ámbitos o esferas mas específicas pero con un carácter de múltiple acción, utilizando lo que podríamos llamar una: LÓGICA DE REDES.

Así, por ejemplo, en el plano social cabe abordar el tema de las relaciones entre individuos y entre grupos para descubrir los elementos o códigos que condicionan la conducta tanto individual como intersubjetiva. Consideramos que un ejercicio de fenomenología cultural podría contribuir con este propósito, tal como lo percibiera el doctor Abugattás. En el plano de la economía, talvez sea preciso sincerar la relación entre producción y consumo para rediseñar un esquema de dinámica económica mas orgánica. Vale decir, si se establece una relación coherente entre la producción y el consumo se lograría un funcionamiento mas sistémico, en el sentido en que funcionan los organismos vivos, donde el flujo de recursos y energía están reguladas por su propia necesidad interna y no por designios arbitrarios del entorno. Por lo tanto, si hay equilibrio hay salud, si no lo hay entonces sobreviene alguna enfermedad. De manera tal que no sería ninguna mano invisible del mercado la que determine el equilibrio de la economía, sino una necesidad inherente a los protagonistas del proceso económico, o sea las personas, que tanto pueden desenvolverse como productores al tiempo que pueden ser consumidores, por no mencionar los roles intermedios y complementarios. Pero además, cabe replantear y reasignar un nuevo carácter al valor. Consideramos que El dinero no puede seguir siendo el portador de valor económico. Las necesidades de intercambio, no pueden seguir resolviéndose por medio de las funciones del dinero que, según todas las indicaciones actuales, ya habría cumplido su ciclo como factor de cambio. El valor tiene que volver a depositarse en el único factor que genera y confiere valor a las cosas: la persona. pero no en el sentido burdo de "capital humano", sino como una función de ASIGNADOR DE VALOR, que le es, o debiera ser, inherente a cada ser humano.
En el plano de la ética o la moral, talvez se requiera construir un nuevo sistema de valores que potencien las relaciones interpersonales. Así como el forjamiento de modelos de vida basados en la celebración de la vida, como un rasgo característico, en lugar de la histeria por el crecimiento y el consumo, actualmente vigentes. En este sentido existen rasgos culturales como el espíritu lúdico del latino que ha diferencia de la ética puritana , puede resultar un insumo valioso para la configuración de nuevos sistemas de valores.

Ahora bien, lo central de todo esto es que toda acción que incida en estas esferas específicas, probablemente pasen de manera inevitable por la necesidad de formular un proyecto civilizatorio, una apuesta global que se oriente a la configuración de una civilización distinta a la que predomina actualmente, una civilización a la medida de sus usuarios y portadores.

La acción específica y concreta puede ser una praxis como la lógica de redes, vale decir, utilizando simultáneamente diversas fuentes de energía creadora y operando simultáneamente en cada dimensión de la vida y la condición humana como parte de una cultura liberadora, pero la acción supradimensional , la praxis global implica inevitablemente el forjamiento de una cosmovisión a la medida de las generaciones por venir.

Estas son tareas que requerirán forjarse mas allá de iniciativas aisladas, requiere un esfuerzo colectivo, casi generacional, por definir los perfiles de esta nueva cosmovisión de la existencia humana.

LA NATURALEZA DE LA POLÍTICA

"La política no es mala,… lo malo son algunos políticos que la denigran …. "


Recientemente, en una nota televisiva se mostró la construcción de lo que, al parecer, será un exclusivo club de playa, llamado Sport Point, en plena Costa Verde del distrito de Barranco...
La concepción de estas instalaciones es tal, que probablemente se cerrarán vastas áreas de playa a los bañistas que no sean asociados del club y, con ello, se siga alimentando el viejo lastre de la discriminación, el atropello y la arbitrariedad típicamente limeñas como la mazamorra. Pienso, por ejemplo, en el modesto trabajador o poblador de barrio que asiste cualquier domingo caluroso a la playa mas cercana a refrescarse en el verano. Llega con su familia. Resulta que no pueden entrar a cierta zona porque es restringida. Unos vigilantes con aires abusivos los conminan a retirarse porque: "...esta playa es solo para socios".

Pienso en los sentimientos que guardará dicho ciudadano, pienso en el impacto moral que se puede operar en el autoestima de los niños y jóvenes de sectores modestos. Claro, luego nos preguntamos porqué hay tanta gente que no quiere a su país.

Pero, Invito a ubicarnos, en el set del programa de Hildebrandt, hace ya casi ocho años. Un estudiante de derecho de alguna universidad peruana, luce magullado en el ojo derecho. Se ve seriamente lastimado. Estamos entre mayo y junio de 1998. Los estudiantes universitarios han salido a protestar en defensa del tribunal constitucional, se acercan los días duros de la lucha contra la dictadura fujimorista. El joven herido es uno de los líderes estudiantiles que fueron brutalmente apaleados por la policía. El periodista se ve entusiasmado por el valor de esta nueva generación de jóvenes preocupados y comprometidos con la realidad y el futuro de nuestro país. "... pero ..., tienes que hacerte ver ese ojo, se ve muy mal" le dice el periodista. El joven responde: ".. bueno, será el costo de luchar contra la prepotencia y la ilegalidad en nuestro país." "Gracias, por estos ejemplos de valor y decencia que nos dan los jóvenes en estos días.". "Ha sido el señor Martín del Pomar, coordinador de la federación de estudiantes de ....", termina el periodista visiblemente conmovido.

Volvamos al verano y las playas del 2006. Al parecer, según la nota periodística del mismo periodista de hace ocho años, la concesión y los permisos para la construcción de aquel club ha sido una especie de favor, de facilidad otorgada por el municipio de Barranco. Resulta que el alcalde de Barranco, el señor Martín del Pomar en una decisión seriamente cuestionada por los vecinos de Barranco le ha dado autorización con un costo que no beneficia al distrito y contra claras disposiciones del municipio de Lima, a un grupo de empresarios con nombres como Gustavo Delgado, Genaro Delgado Parker y otro que, al parecer sería gerente de Panamericana Televisión. Necesito saber si todo es una cuestión de políticos o si algo está sucediendo con la política como práctica social.

Ahora bien, haciendo algo más de memoria, recuerdo al señor Rafael Rey defendiendo vehementemente a los militares de la Cantuta, al criminal Martín Rivas y compañía o, también, defendiendo rudamente a los comandos de Chavín de Huantar que en la embajada de Japón, no dejaron ni un subversivo herido o rendido, todos fueron exterminados. Recuerdo como el señor Rey esgrimía razones de nación, de patria para justificar las manos manchadas de sangre de aquellos responsables de crímenes a quienes, según el señor Rey, tendríamos que estar casi agradecidos y que, en cierto modo, somos unos inconscientes al no reconocerles su entrega por nuestro país.

Esta semana ha salido un informe en el que se sugiere que el candidato Humala habría tenido participación en delitos contra los derechos humanos en la zona del Alto Huallaga en el año 92.

Personalmente, pienso que es altamente probable que Humala tenga mas manchas de sangre de lo que nos imaginamos. Sin embargo, sería interesante saber que piensa o, mejor, que va a decir el señor Rafael rey, quisiera saber si, según Rey, también le debemos gracias y reconocimientos al señor Humala. No sé porqué sospecho que a estas alturas, hoy miércoles 25 de enero, de 2006, Rey y otros como él, estarían dispuestos a pagar interesantes sumas a quien pudiera conseguirles pruebas contra Humala, por violar los derechos humanos, por asesinar inocentes peruanos.

Nuevamente me pregunto, la política es una cuestión de individuos o es que algo ha ocurrido con ella, con la política que se ha convertido en una dinámica que, mas que transformar a la gente, las envilece.

Cuando escucho a alguna gente que dice: "pero, ... no podemos renunciar a la política" o: "bueno, pero la política es necesaria"; siento que algo grave ha acontecido entre nosotros que se nos ha hecho fácil convivir con esta práctica totalmente perjudicial y, según sospecho yo, socialmente insalubre , en que se ha convertido la política.

Mi punto es simple. Pienso que la política es una actividad, (una praxis social, como la llaman los filósofos), que tiene una única utilidad: PERMITIR LA CONVIVENCIA EN COMUNIDAD. Pero la cuestión ahora es si dada las características que ha adoptado la política, es la única praxis social que puede lograr aquello, la convivencia social.

Yo pienso que si descubrimos o, mas bien, fundamos una otra praxis, una otra actividad que permita gestionar nuestra vida en comunidad, que permita articular la sociedad constructivamente, sin igualitarismos utópicos pero tampoco sin desigualdades groseras, podríamos prescindir y despedirnos para siempre de esta vieja praxis: LA POLÍTICA.

Pero, por supuesto, seguro contaremos por mucho tiempo con ese sentimiento fatalista que nos invita a resignarnos a soportar y tolerar la política como es. Como es ahora. Casi creo escucharlos abogar por ella, la política: "... bueno, sí es sucia y vil, pero ¡es nuestra!, ".. es fea y destructiva, pero es parte de nosotros".

Creo que en este siglo, es posible abrigar la esperanza de que sea la ciudadanía, la sociedad civil, la población en su conjunto quien tiene el reto de configurar un tipo de actividad pública, de praxis social, no marcada por la política. Por lo menos merece la pena intentarlo. Mas allá de utopismos fáciles o resignaciones simplonas, creo que puede inaugurarse una era de desmontaje de la política y construcción de una práctica social basada en la interacción, basada en la idea que necesitamos de todos. En el Perú eso significa o evitamos la desintegración terminal de nuestra sociedad o reformulamos los lazos que aún nos unen a 28 millones de peruanos al borde del desarraigo. Y, en el globo, significa o configuramos un mundo realmente viable o entramos a un punto de NO RETORNO y eso significa: "SOMOS MUCHOS, y la mayoría sobra ... algo habrá que hacer con los que sobran".

Yo propongo no perdonarle la vida a la política, sugiero enviarla al museo de la historia y apostar más bien, por la INTERACCIÓN. esa práctica que permite el enriquecimiento mutuo a partir del encuentro y la convivencia. Recuerden .... LA INTERACCIÓN ... o sino .... nos quedará resignarnos con la ¡política!.

Alguien dijo: "la gente está dispuesta a soportar la pobreza, la carencia y todos los sacrificios, solo con una condición: QUE SUS HIJOS NO TENGAN QUE SOPORTARLA DESPUÉS". Ése es el punto, deshagámonos de la política abriendo espacio a la interacción instituida como una nueva práctica y estructura social.

25 de Enero de 2005

ENFOQUES SOBRE LA CONCIENCIA

Frente a diversas formas de acercamiento a la realidad, parece que hubieran algunas que producen mayor sobresalto que otras. Por lo general, la mayoría tiende a vivenciar directa pero vivencialmente las cosas, es decir, se entregan de un modo instintivo y sin reparos. Pienso, por ejemplo, en mi madre, o en algunos amigos que básicamente valoran los hechos, los instantes que les toca experimentar, provistos únicamente de su capacidad para sentir y, eventualmente, para narrar sus percepciones o sensaciones del modo más fiel y emotivo que su memoria y su elocuencia les permite.

Pero, al mismo tiempo puede notarse cómo es que las personas se sobresaltan o, por lo menos, se inquietan cuando alguien pasa un vistazo con la conciencia, como si de una cámara de video, se tratara. Es decir, cuando se les enfoca con la razón. Mostrándose rasgos o detalles que por lo común se asumen como obvios o normales. Por ejemplo, cuando se presencia el gesto de una persona que dice algo respecto de un asunto que también compete a otra persona, en términos que pudiera definirse como expresivo, por lo general la gente se detiene en los énfasis, en los gestos y en todos los signos visibles que formaron parte de lo observado. Así, se suele dar cuenta de elementos y aspectos que concurren en el instante en cuestión.

El punto es que cuando uno proyecta la conciencia y hace que los demás lo sigan en ese trayecto, algunos se siente perturbados y hasta desconfiados que ello sea honesto, o leal. Si uno afirmara, por ejemplo, el señor X no solo trataba de expresar lo señalado por sus palabras, sino además, quiso dar a notar tal y tal cosa; o si se invita a los demás a buscar o, quizá, a leer las intenciones que esconden sus expresiones convencionales, utilizando no la especulación arbitraria que es oficio, más bien, del chismoso, sino de interpretaciones basadas en el llamado "sentido común", recurso que no proviene de la simple intuición y la deducción, como ya lo señalamos líneas arriba, antes bien un conjunto de antecedentes que apuntan en determinado sentido; entonces, el pudor se apodera de la mayoría.

Lo que tratamos de exponer aquí son los temores y la abierta resistencia de la mayoría a desplegar la conciencia como una linterna que ayuda a descubrir zonas y esferas que no suelen estar a la vista de los sentidos. En el terreno de las relaciones personales es normal dejar muchas cosas al amparo de la oscuridad como una forma de proteger las partes más sensibles de nuestro espíritu, viene a ser casi como la necesidad que tiene la mayoría de vestirse. No siempre le es cómodo, a veces hasta les perjudica en algún sentido, pero indefectiblemente siempre sentirán la necesidad de estar vestidos cuando interactúan con alguien, excepto, claro está, cuando se trata de un encuentro íntimo.

El problema, es que muchas de esas cosas que la mayoría prefiere dejar en la oscuridad, en el silencio, terminan saliendo por las vías menos esperadas y, entonces, quiero decir, al salir a luz de ese modo, pueden adquirir una cualidad perniciosa, perjudicial para su propio desarrollo personal.

EL SOL AL AMANECER

Observando el horizonte, siento ese leve resplandor que calienta levemente mi interior, inflama con su calor cada molécula dentro de mí. Cierro los ojos para dejarme invadir por ese leve calor que crece débilmente, Ese horizonte que recibe y nos va ofreciendo de a pocos los primeros rayos del sol; tiene la magia de la creación o de los primeros instantes de todo. A lo lejos se distingue, aún con los ojos cerrados, la vastedad de estos campos que van siendo bañados por esa luz matinal, envolviéndolo con ese manto cálido desparramando su luz vital por doquier.


No poder distinguir si se trata del amanecer o del ocaso es lo de menos. Solo se desea recibir en el fondo de sí toda la magia y hechizo infinito de esa luz eterna. El espectáculo se despliega ante mí en medio de un silencio matinal pero con toda la intensidad dentro y fuera mío. La extensión vegetal salpicada de árboles y campos con hierba recibiendo las proyecciones de esa luz que el amanecer ofrece día a día. Las hojas de los árboles reflejando la luz en pequeños racimos como estrellas y en el otro lado las sombras de los árboles escondiendo secretos de la noche que ya desfalleciendo nos recuerda algún misterioso sentimiento. Los dispersos estanques brillan intensos como pequeñas explosiones sordas que solo lanzan sus incandescentes destellos por entre el verdor circundante. y, por fin, el sol imponiéndose en el medio de todo haciendo mas perceptible aquella distancia entre el aquí y el horizonte.