11 de diciembre de 2006

VOTO DE SANCIÓN

Las elecciones presidenciales de este 2006 nos obligan, aparentemente, a participar de un proceso llamado democrático. La mayoría de gente se ve en la obligación de enterarse mejor acerca de las opciones electorales para no equivocarse una vez más, mientras los mas serios proponen ser mas responsables y fijarse en programas y no en caras.

Frente al rechazo generalizado que existe ante la política y, sobre todo ante los políticos, quisiéramos proponer una opción que va de acuerdo con nuestra condición de ciudadanos. Cabe notar aquí, que si nos fijamos bien, tanto los políticos, como los medios y hasta las encuestadoras, nos miran y nos ven como "VOTANTES" no como ciudadanos. En realidad, uno siente que no es ciudadano, ni siquiera persona, sino somos un voto. Eso, un voto. Pero, el problema no es que el sistema de la política nos vea así, sino que nosotros dejemos que sea así. Es decir, que sintamos que ya que tocan elecciones este año, entonces tengo que votar de todas maneras por alguien, o sea, que entre lo peor, tenemos que elegir el menos malo.

Nosotros proponemos, ya que no tenemos mas alternativa que asistir a votar en abril, que le apliquemos una sanción ejemplar a la clase política y, de pasada, a los que viven de ella como las encuestadoras, los asesores las consultoras, etc. La sanción consistiría en propinarles una derrota histórica a los políticos emitiendo el voto nulo. Sí, el voto nulo. Vale decir, la idea es que ninguno de los candidatos presidenciales ni congresales termine elegido en las elecciones de abril para forzar unas nuevas elecciones a fines de año, pero con reglas distintas, claramente distintas. Reglas convenientes para nosotros los ciudadanos que somos quienes finalmente ponemos a estos funcionarios en sus cargos. Después elegiremos a quien haya que elegir.

Esta iniciativa está concebida desde nuestra condición de ciudadanos y lo que ahora se requiere más que nunca, es no tanto, elegir bien, informarse mejor o revisar los programas de gobierno, sino ante todo, reivindicar nuestra posición de ciudadanos.
Ahora bien, por supuesto, cabe la pregunta: ¿Y qué ganamos con eso?. Yo diría, talvez por ahora no mucho de manera visible. Pero, comenzar a vernos como ciudadanos, es decir, como miembros de la sociedad con derechos y responsabilidades, nos permitirá tener mas ingerencia en nuestro futuro. Sin embargo, para terminar, quisiera proponer también, la siguiente reflexión. Pensar que estas iniciativas no tienen sentido porque ¡qué podemos hacer unos pocos frente a la mayoría que de todos modos irá a votar por alguien!, o pensar que "bueno, pero no hay que ser pesimistas, el candidato X me parece bien intencionado", encierran un problema grave. El problema es que aún creemos que nuestra función como ciudadanos es votar, aplaudir, frustrarnos y luego, quejarnos cinco años. Todavía pensamos que la mecánica social funciona mediante líderes o mejor dicho, "buenos caudillos", a quienes hay que elegir para que sean ellos los que nos resuelvan los problemas y, si es posible, nos resuelvan la vida. esa creencia y su correspondiente actitud es el mayor lastre que nos tiene como estamos. Somos gente sin la capacidad de sentirnos reales ciudadanos y sin el valor para reivindicarlo.

Entonces, si sucediera que aún no estamos dispuestos a asumir una madurez social y asumirnos como lo que deberíamos ser, CIUDADANOS completos, solo nos quedará resignarnos. Si así fuera, yo propongo tener claro lo siguiente:

Dado que por nuestra inercia alguien saldrá elegido, (muchos se entusiasmaron con Humala, por ejemplo), habrá que estar claros que no tendremos razones para ningún cambio. Las sociedades no cambian por sus "buenos caudillos", sino por la madurez de sus ciudadanos. Hay que saber que le estaremos entregando carta libre al nuevo funcionario de palacio y si la frustración sobreviene, entonces no habrá que quejarse. Estamos pues, ante dos opciones. O asumimos una actitud seria y valiente al sancionarlos o dejamos, una vez mas, que la política se imponga y nos mantenga cinco años más en la frustración. Lo interesante es que todo esto depende de nosotros, solo de nosotros.
¡No nos agrada la conducta de los congresistas?, ¿Nos indigna el descaro de ciertos políticos?, ¿Nos preocupa el futuro de nuestro país?. Bueno, hay que decidirse y atrevernos a participar real y efectivamente en política. Y si no nos agrada la política, igual, abramos espacio para una gestión más decente y coherente de nuestro futuro.
Piénsenlo .... el voto nulo. Es democrático porque forma parte de nuestros derechos, en cierto modo, es responsable y, si pensamos en ciertos casos, hasta resulta higiénico.

VOTO NULO, VOTO DE SANSIÓN.



Marzo de 2006

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