13 de noviembre de 2011

Dice Aldo M. en su columna de hoy domingo:
"... Te voy a decir lo que haría la gran mayoría con el dinero: El 50%
se iría en alcohol (borrachera perpetua, más hijos con taras por ser
engendrados y educados bajo el alcoholismo, más violencia familiar,
más estupidización). Otro 20% en comprarse algún electrodoméstico,
tipo una TV LCD o equipo de música. Otro 25% en "queridas" y tal vez
el 5% restante en educación, vivienda, salud, cultivos, ahorro...
Estás hablando de gente ignorante, manipulable y perdedora, que no
quiere minería pero sí que el Estado les mantenga mientras lloran
miserias.Esto no cambia, olvídate de que el desarrollo minero va a
afianzarse a lo Australia, Canadá o Chile. Si no mira a la "U"... Le
ganaba al Vasco da Gama y sólo perdía si le hacían 4 goles en 30
minutos. Se los hicieron... Es la mentalidad perdedora,
desconcentrada, de baja actitud y autoestima del peruano medio.
Cambiar el chip no es fácil. Eso sí, para la pendejada somos
campeones. Por mientras que nos sigamos atragantando mentalmente con
eso de "la mejor comida del mundo" y todos aspirando a ser cocineros o
tener una cebichería"".

Vale, algo de razón y sentido hay en estas admoniciones del lector de
la columna del director de correo. Pero, existe una diferencia en su
trato La condena a la condición del miserable en el Perú, conduce a
concluir que no se le debe o puede dar nada, excepto palo, cachiporra
y, si fuera necesario, balas. sin embargo, el mismo perdedor,
negligente y pendejo pero con plata, si puede, o tiene, que recibir
los servicios y atenciones del estado.
En eso reside la dualidad ética y la estupidez práctica de los
defensores de la derecha cavernaria en el Perú. Reconocen que existe
un problema serio de actitud, idiosincracia, cultura, en el peruano.
Pero, hace diferenciaciones en el trato. Para unos, lo ancho, para
otros lo angosto, o menos.
Mientras no se tenga coherencia o consistencia en la terapéutica que
se decida, mientras esa terapéutica social no sea una sola para todos,
las propias opiniones de arriba, que tan entusiastamente promueve aldo
M. en su diario Correo, resultan exhabrupto de chiquillo pituco,
atarantado por la plattita de su familia, o confuso por su entorno de
cierto privilegio, casi el mismo caso del energúmeno de la U, el tal
David que tiró del palco al chico Ollarse. O sea, ppituco, matón,
arrebatado, pero con poco cerebro.
Sorry aldo M. pero, como sabes, la vida es dura y la noche oscura.

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