9 de junio de 2010

Defender lo Indefendible

La Retórica como Instrumento de lo Indefendible.
Puente Aéreo.
En un reciente post que acaba de aparecer en el blog puente Aéreo, se sueltan algunas inconsistencias que fuerza a destacar algunas de esas perlas. No sín antes, señalar que al margen de las legítimas opciones religiosas o culturales del autor, no se puede tratar de teñir toda la crítica sobre la política externa de Israel, como antisemita o neonazi, tal como el crítico Gustavo Faverón, ha procurado hacer en su texto.
Primero, el autor se pregunta:
¿por qué casi todos los que opinan, opinan exactamente lo que su posición política hace esperable, ...?.

El autor arranca con una generalización maniquea. para empezar, no es cierto, ni mucho menos, que los críticos de los excesos israelíes, provengan de una misma tendencia ideológica. Gentes como Amos Oz, como Daniel Baremboin, o el propio Vargas Llosa, coinciden en lo inaceptable de las atrocidades cometidas por Israel. No hay nada esperable, no funciona la generalización de Faverón.

Luego, Faverón acomoda un raciocinio, solo existente en su imaginación, que le atribuye a los críticos de izquierda:
"...empieza a acumular los adjetivos in crescendo: los israelíes son imperialistas, autoritarios, fascistas, genocidas, etc.; luego, los judíos son imperialistas, autoritarios, fascistas, genocidas, etc".

Que sepamos, la esencia de la crítica contra Israel, no tiene nada que hacer, con la opinión que se tenga de los judíos. De hecho, recientemente en una carta pública sobre el tema, se indica que los defensores a ultranza, como este Faverón, de las políticas criminales de Israel, olvidan que los palestinos también son semitas, o que, muchos israelíes no son semitas, sinó, por ejemplo, de origen caucásico. En este intento fallido de Faverón por defender o maquillar la performance del accionar israelí, junta en un solo párrafo, a los críticos de los crímenes de Israel, con los eventuales enajenados de vocación nazi, efectivamente antisemita. O sea, junto a la víctima con algún loco de la calle, para igualarlos y desvirtuar las razones de la víctima. En esta línea, Faverón asevera:
"Será que la huella de aquello que condujo a los progroms soviéticos y al genocidio estalinista no se ha extinguido completamente en las venas de cierta gente...

Aquí, el propio Faverón cae en aquello que pretende endilgarle a los críticos de Israel. O sea, vuelca un prejuicio esperable en su ideología anti izquierda, o anti socialista, para escudar las tropelías israelíes.
Luego Faverón, esboza una crítica, y antes de someterla a la confrontación de ideas sobre ese tópico, se declara, se autodeclara, ganador. Dice Faverón:
"Los que describen a Israel como un Estado genocida, por ejemplo, prefieren no discutir lo que entienden por genocidio;..."

Para llegar a esta autocomplaciente conclusión, Faverón se refugia en las definiciones recientes sobre el concepto de genocidio. Para él, mientras un accionar criminal como el de Israel que somete a un grupo humano específico a tal suplicio que los deja sin tierra y sin posibilidades de vivir, no cumpla con esos cánones de lo que él, Faverón, acepta como genocidio, entonces, no es ni puede ser genocidio. Llámenlo exterminio, limpieza, o lo que quieran Pero, favor, no usen el término genocidio. Pues, ese término, es privativo de las víctimas de los nazis, y nada más.
Luego Faverón, persiste en el razonamiento maniqueo. Arma una ecuación, pues la arma él, para llegar a la conclusión que las críticas contra las prácticas criminales de Israel, no tienen sustento. Dice el autor del post:
<"Puestas así las cosas, los anti-israelíes construyen un conflicto curioso: por un lado, dicen, está el Estado de Israel, por otro, el pueblo palestino. Y ya está; suficiente. Con esa fórmula es imposible fallar en la crítica, porque cualquiera que tenga como enemigo a todo un pueblo tiene que ser una entidad maligna".

Primero, no es cierto que las críticas realmente consistentes se basen en la exoneración de los criminales de un lado, para enfocarse solo en los criminales del otro lado. Las críticas realmente fundadas, apuntan a identificar a los halcones que rigen y viven del interminable conflicto del Medio Oriente. Tanto los halcones de Israel, que gozan de la lamentable aprobación de la mayoría de sus ciudadanos, como los halcones palestinos, son los que sostienen esta situación de insufrible violencia en la región.. Faverón fuerza una lectura de los hechos, se la atribuye a los críticos de Israel, así, puede descalificarlos limpiamente, y,listo. Cree que ya borró la verdadera culpabilidad y perversidad de la posición al que él adhiere.
Luego, el autor del post, empieza a mostrar con más claridad hacia dónde va su razonamiento, que en el fondo, no se diferencia en nada, de las posiciones derechistas, que al inicio de su post criticaba. Dice Faverón:
<"Por eso los 6500 cohetes lanzados desde la franja de Gaza sobre la población civil de Israel en los últimos tres años no son mencionados por quienes acusan a Israel de toda la violencia: porque la población civil de Israel ha sido voluntariamente borrada de la mente de quienes prefieren la fórmula fácil anti-israelí".

Al parecer, Faverón aspira a diluir las críticas hacia Israel, en el disolvente de la violencia de la región. Como si no pudiera señalarse responsabilidades específicas. La cuestión es: ¿puede cada parte en conflicto, hacerse responsable de lo que le toca?. O siempre la violencia ejercida será una consecuencia achacable al otro. Si así fuera, entonces, Hamas podría tener la mejor justificación para su accionar, por obra y gracia del crítico Faverón. O sea, yo mato, porque el otro es como es.
Este razonamiento, solo muestra la evidente parcialidad con que Faverón analiza y razona en su post.
Pero Faverón no se detiene, y avanza en su razocinio parcializado y señala:
"¿No sería lógica, moral y racionalmente preferible juzgarlo todo? Es decir, evaluar el asunto considerando que también existe un pueblo israelí víctima de un promedio de siete atentados terroristas cada día en los últimos tres años; y que existe, del mismo modo, una autoridad política palestina, que está en manos de un grupo terrorista?".

Este razonamiento nos recuerda a aquellos argumentos que, en el conflicto interno vivido en el Perú, trata de conferirle justificación a las violaciones de derechos humanos cometidos por las FFAA. O sea, ante una masacre de adolescentes escolares, se argulle que: "no analicemos casos puntuales, sería mejor analizar y juzgarlo todo?. Pues así, la barbarie de un lado, se diluye en la barbarie conjunta, y como todos son culpables, entonces, nadie es al final culpable.
Es obvio que tal procedimiento no es ni lógica, ni moral, ni racionalmente preferible. pero, claro, para el crítico Faverón, no hay otra vía para la exsensión de culpas del accionar Israelí.
Luego, Faverón penetra en el terreno de lo dramático. apela a la victimización, o al forzamiento de la condición de víctima de Israel, para llegar a la conclusión de que nada de lo que Israel pueda hacer, como por ejemplo matar a activistas humanitarios, está fuera de la lógica de violencia en la región. Faverón señala:
"El día en que Israel comete un acto violento, es el día en que todo empieza nuevamente desde cero, en la práctica, para sus críticos: nada de lo anterior cuenta; es como si Israel hubiera decidido agredir por pura e infinita maldad, sin una historia previa".

Para Faverón, esa "historia previa", es clave. Porque le permite, o le permitirá en adelante, en el futuro, acomodar cualquier hecho, cualquier exceeso o crimen de Israel. Así, si mañana ya no son activistas humanitarios, sinó funcionarios de la ONU o académicos, o lo que sea, siempre estará allí la historia, para explicar el accionar israelí.
Pero, es ya casi al final, cuando Faverón se sincera, y nos revela, no sus anhelos más caros, sinó, su estrategia en el análisis, su método para presentarnos lo que en el fondo, no está dispuesto a hacer. Vale decir, a reconocer en el accionar israelí, una impronta crecientemente impune y de una amoralidad autosubsistente. Faverón afirma:
"Yo preferiría que todos los Estados del mundo se parecieran un poco más al Estado de Israel, a su intenso y extenso sistema de seguridad social, a su sistema educativo, a su estructura horizontal, a su acceso abierto para los ciudadanos a los beneficios del Estado, a sus modales igualitarios, a su creciente abolición de las diferencias de género, de origen social, etc.
No quisiera imaginar (y ciertamente no quisiera vivir en) un mundo guiado por los principios que la autoridad palestina ha impuesto en su pueblo, ni con los que Hamas usa para regir a los palestinos".

Faverón pretende clavarnos una dicotomía artificiosa. Por un lado la democrática sociedad israelí, y por el otro, la insufrible cultura y vida palestina. Faverón parece olvidar que la corriente principal de opinión y crítica a la política exterior israelí, no proviene de una idealización o apuesta por la cultura árabe-palestina, sinó, de una vocación realmente democrática. Desde el mundo escandinavo, pasando por la sensibilidad ibérica, hasta la conciencia anglosajona, o la impronta latinoamericana, todos, aspiran a un mundo sin la ética autista de los extremistas israelíes, que no está dispuesta a escuchar o dialogar con nadie que no esté dispuesto a ser permisivo con su política externa.
Luego Faverón sostiene esto:
"Los derechos humanos no los tienen sólo aquellos cuya muerte me sirve para vigorizar mi discurso político o mi pose humanista. Los derechos humanos no son un señuelo que yo pueda acomodar a la medida del tipo de propaganda que prefiero".

Evidentemente Faverón, o se pelea con fantasmas, o, hace que se pelea con alguien, para darnos, para darse a sí mismo, la impresión de que está retrucando algo, con legitimidad. El problema es que Faverón ignora, o quiere pasarnos por contrabando, la perversa política que tiene Israel, de privilegiar la integridad de sus ciudadanos, por sobre la integridad o el derecho de quienes no ostentan esa condición.
Es claro, cómo Israel puede ejercer, sin reparo alguno, un castigo brutal en el Libano, matando sin discresión, por preservar a un soldado israelí prisionero. Alguien tendría que decirle a Faverón, que, el derecho a la integridad y a la dignidad, no la ostentan, únicamente los ciudadanos israelíes, y que la integridad de los ciudadanos israelíes, no es un señuelo que yo pueda acomodar, para justificar mis atropellos a los derechos de los otros.
Finalmente, puede percibirse con claridad, como es que para Faverón, los atentados y crímenes de los terroristas del lado palestino, son un agarradero argumental, para sostener su pretensión de salvar la responsabilidad Israelí, y sobre todo, de apuntalar la inquietante tendencia autista de la moral israelí. Peligroso juego argumental en el que se precipita el autor del blog "Puente Aéreo".

4 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Estimado blogger (disculpa que no te llame por tu nombre: no lo he encontrado):

Aludes a mis “opciones religiosas”. Mi opción religiosa es la siguiente: no creo en ninguna religión y soy agnóstico. Si te refieres a que sea judío, te diré que esa no es una “opción”.

Dices lo siguiente:

“El autor arranca con una generalización maniquea. Para empezar, no es cierto, ni mucho menos, que los críticos de los excesos israelíes, provengan de una misma tendencia ideológica”.

Me atribuyes arbitraria y descaradamente algo que yo no he dicho. Yo no he dicho que los críticos de los excesos de Israel provengan de “una misma tendencia ideológica”. De hecho, más de la mitad de mi post está dedicada a enumerar las distintas posturas ideológicas de los críticos de Israel: menciono a izquierdistas, izquierdistas moderados, izquierdistas estalinistas, liberales, neoliberales, neoconservadores, libertarios, neonazis, fascistas, etc. ¿Por qué mientes y dices que yo afirmo otra cosa?

Dices que yo soy uno de “los defensores a ultranza de las políticas criminales de Israel”.

Mi post dice lo siguiente, literalmente:

“No estoy diciendo, obviamente, que Israel nunca haya sido culpable de masacres. Lo ha sido; han sido acciones criminales que no fueron suficientemente castigadas y que algunas veces no fueron castigadas en absoluto”.

¿Eso es “defender a ultranza las políticas criminales de Israel? No, pues, estimado. Eso es denunciarlas y pedir que sean castigadas. Hay que leer muy mal o con muchos prejuicios para entender otra cosa. O hay que citar con mucha mala fe.

Dices una serie de inexactitudes acerca de mis afirmaciones sobre el genocidio. El genocidio es la ejecución de un plan de exterminio de un grupo humano en función de su etnia, su religión, su nacionalidad, etc. “Llámenlo exterminio, limpieza, o lo que quieran”, dices. No es verdad que Israel haya emprendido jamás un plan de exterminio, ni de limpieza étnica ni nada similar. Si tienes cómo argumentar lo contrario, escucho. Si no, es una pataleta pero no tiene fundamento.

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Dices que para mí el “genocidio” es un término “privativo de las víctimas de los nazis y nada más”. Esa es otra mentira. Genocidios ha habido muchos. El genocidio de los armenios durante el Imperio Otomano a principios del siglo pasado; el genocidio contra los kurdos, también en Turquía (mira qué irónico: Turquía); el genocidio en Ruanda; el genocidio es Somalia y en Sudán; el genocidio de los congoleses a manos de los belgas; el genocidio de los taínos a manos de los españoles; etc. No tengo la menor idea de por qué me atribuyes la opinión que me atribuyes. Espero que sea tontería e ignorancia, y no mala fe.

Dices:

“Cree que ya borró la verdadera culpabilidad y perversidad de la posición al que él adhiere”.

No tengo la más remota idea de a qué te refieres cuando hablas de “la culpabilidad y la perversidad de la posición” a la que supuestamente yo adhiero. La posición a la que yo adhiero es esta: Israel y Palestina tienen derecho a existir como dos Estados separados, dentro de lo que hoy son Israel y los territorios palestinos. Ambos tienen derecho a existir libres de la amenaza del terrorismo y del fanatismo. ¿Esa es una posición perversa? Bueno. Si tú lo dices…

Yo digo:

"¿No sería lógica, moral y racionalmente preferible juzgarlo todo? Es decir, evaluar el asunto considerando que también existe un pueblo israelí víctima de un promedio de siete atentados terroristas cada día en los últimos tres años; y que existe, del mismo modo, una autoridad política palestina, que está en manos de un grupo terrorista?".

Y tu comentario es el siguiente:

“Este razonamiento nos recuerda a aquellos argumentos que, en el conflicto interno vivido en el Perú, trata de conferirle justificación a las violaciones de derechos humanos cometidos por las FFAA. O sea, ante una masacre de adolescentes escolares, se argulle (sic) que: "no analicemos casos puntuales, sería mejor analizar y juzgarlo todo?”.

Yo he dicho, literalmente, que hay que “juzgarlo todo”. Eso quiere decir, mi estimado, “juzgarlo todo”, es decir, no dejar de juzgar nada. Eso no quiere decir que no haya que juzgar los casos particulares (por eso dije antes que los crímenes israelíes que han quedado sin castigo deberían ser juzgados y castigados: los crímenes de Netanyahu, por ejemplo). Quiere decir que hay que juzgar todos los casos particulares y toda la situación social y política. Si te parece que no, estás abogando por hacer juicios parciales.

Y ya. No sé por qué has leído tan mal mi post, pero sí sé que no tienes el menor derecho a atribuirme ideas que jamás he expresado y que nunca he defendido.

Lucio Suárez dijo...

Hola, me llamo Lucio.
Sobre tu pertenencia a la comunidad judía, por mi parte, puede quedar fuera de discusión, si tú, estás dispuesto a no usar el cliché de antisemitismo, como arma arrojadiza para descalificar las críticas hacia Israel.
Sobre mi descarada atribución, la puedo retirar, si tú puedes demostrar, como así, por ejemplo, la ideología de Mario Vargas Llosa, hace esperable su crítica a Israel. O, como la ideología de Daniel Maremboim, lo mismo. Si no puedes hacer eso, Entonces, estoy dispuesto a comprender tu descarado cinismo Faverón.
Sobre que no eres un defensor a ultranza de la política criminal de Israel, veamos:
En tu texto, concedes, admites ciertos elementos, del accionar de Israel. Pero, todo está puesto, lo tienes dispuesto, para qué?. para comprender la tragedia de esa región?. no. pues Faverón. Sinó, para descalificar, como es tu estilo, las críticas hacia Israel, y para al final, sacar a Israel, del fango de la vergüenza que hoy se está construyendo a sí misma. Es una lectura mía?. parece que estás internalizando el ombliguismo israelí, y no ves lo que la mayoría percibe de tu posición y tus textos estimado Faverón.
Sobre el genocidio, dices:
"El genocidio es la ejecución de un plan de exterminio de un grupo humano en función de su etnia, su religión, su nacionalidad, etc. Cambia la palabra plan, por voluntad. y queda: "El genocidio es la ejecución de una voluntad de exterminio de un grupo humano en función de su etnia, su religión, su nacionalidad, etc.
Es obvio que Israel no ha hecho otra cosa que eso con el pueblo palestino pues Faverón. Entonces, digo: Si tienes cómo argumentar lo contrario, escucho. Si no, es una pataleta pero no tiene fundamento.

Sigue ....

Lucio Suárez dijo...

Sobre los genocidios que sí aceptas, y los que no, bueno, si piensas que admitir ciertos genocidios, pero negar otros, puede ser aceptable, entonces no tengo problemas en que consideres como quieras, mis apreciaciones de tus textos. Pero, también espero que lo tuyo, solo sea ignorancia o tontería, y no otra cosa.
Sobre la perversidad de la posición a la que considero que adhieres, no es esa elegante y amable descripción que haces Faverón. No. Sinó, a la tendencia aquella de Israel, de solo valorar las cosas y los hechos, a partir y en función de sí misma. Si va a considerar ciudadanía, solo entiende la israelí. si se habla de derechos humanos, solo los israelíes. Esa noción autista, esa impronta de otredad, es una bandera que Israel enarbola sin pudor. A esa posición perversa me refiero estimado.
Sobre mis atingencias a tu llamado a juzgarlo todo, bueno, muy bien. Y, porqué entonces no nos compartes un post sobre lo sucedido con esa flotilla recientemente agredida en aguas internacionales?. Entonces, nos quedaría meridianamente claro que podemos en efecto, juzgar casos específicos, como todo el conjunto.