13 de agosto de 2011

Isaac, el Delfín

Isaac suárez Sánchez. 13 de agosto.
El Delfín
Así fue, naciste en invierno, un día probablemente algo plomizo como es hoy, un día de invierno aquí en esta ciudad siempre indescifrable.
Es cierto, uno no escoge a la familia, sí puede hacerlo con los amigos. Pero a tí, la familia siempre te escogió, siempre te elegimos como el más querido, el preferido en todo lo bueno y entrañable. Talvez porque eras el menor, el más pequeño, el Delfín.
Creo que dejamos la niñez casi sin darnos cuenta, la época en que el mundo parecía inmenso y lleno de deslumbrantes sorpresas, se fue casi sin percatarnos. Nos llegó la adolescencia casi como un ventarrón, como un leve huracán. Hasta entonces, habíamos jugado, competido lúdicamente, hubimos peleado, reconciliado, etc. La vida era esa leve música que uno sigue, en su ritmo, en su flujo inocuo.
Esa era la vida. Reír, jugar, cumplir algunos de los deberes, más o menos divertidamente, hacer como que la velocidad no era con nosotros, como que éramos parte de los extras de la vida. Y, no estaba mal. Al mundo le pasaban cosas que no nos concernía. se caía un muro, y solo era una noticia. se producía la primera intifada en Gaza, y nosotros, locos por ir a la playa. había harta hambre en el continente negro, y ello era un buen motivo para una buena canción We are the world, we are the children.
Por esos años, fines de los ochenta, Vargas Llosa decía sobre el mayo del 68:

... comenzaban a olvidar que el mundo siempre estará mal hecho, que siempre deberá mejorar

Y nosotros, ni enterados, absorvidos por la edad, por los ¿quince?, ¿dieciséis?. La juventud se aproximaba frenética y tú, abandonabas con calma la infancia, eras nuestro Delfín, y en muchos sentidos, sigues siéndolo aún ahora, aún ahora que ya eres tío, que ya soy padre, y que tus padres, son abuelos hace rato.
Pero, de pronto, como un temporal que no se divisa, la historia llegó a nuestras vidas, y curiosamente, no nos arredramos. No dejamos que la historia pasara por delante nuestro, ni nos amilanamos. De pronto el mundo perdía ese velo de infancia y de superficialidad ante nuestros ojos, y decidimos no voltear la cara. La vida en toda su crudeza se puso delante nuestro, delante tuyo, y no salimos corriendo. Los tiempos se encargaron de arrancarte la infancia, los juegos, la inocencia. Pero afortunadamente, nada te arrancó bondad y calidad de gente, de ser humano.
La vida ahora era riesgo, amenaza permanente, un carrusel insondable de zozobra. No recuerdo exactamente, cuándo y cómo te ví por última vez. Solo recuerdo que cuando volvimos a reunirnos yo ya no veía. Y, algo que nunca tuve ocasión de decirte, Isaac, es que a diferencia del resto, nunca sentí, nunca percibí el menor atisbo de pena, de compasión. Creo que me conocías mejor que nadie, como para comprender que no correspondía ello.
Sin embargo, el dolor vino contigo, con tu partida. Como en la canción de Silvio Rodríguez, El elegido, te fuiste entre humo y ...ruido, mucho ruido. Te fuiste como podía haberme ido yo, con un proyectil que de seguro debió esperarme a mí, en alguna calle de esta ciudad de cielo plomizo.
Partiste pocos días antes de cumplir los dieciséis, hoy ya hace veinte de aquello. Veinte años en los que la vida no ha cesado de ser como es, imprevisible, inefable, traviesa, perturbadora, y más. Aquí estamos, Isaac. con el vacío que dejaste, con el dolor inevitable, con tu ausencia convertida en memoria y más vida aún. Pero sobre todo, nos quedamos con la serena dignidad de tu imagen, el brillo de tu bondad, el don de gente que ya desde tierna edad siempre fue tu signo, y el inextinguible orgullo que llevo, por tí.
Fuiste siempre, y no dejarás de serlo, nuestro Delfín. Fuiste, qué duda cabe, más valioso y más valiente que yo. ja, es cierto. No lo digo con pesar, lo digo con una estela de sonrisa en los labios.
No estuviste aquí más de quince años y meses. Hay muchas cosas que no conociste. Hay otras que sí. Yo ando durando más que tú, y he tratado de merecerla, de merecer la vida que la historia, el devenir te prohibió. OK, vale, así son las cosas. No estamos para quejarnos, eso lo supimos desde antes. Puedo decirte esto, así:
No somos, no fuimos cobardes, no somos, no fuimos malos, malvados, creo que todo lo contrario. Y por eso, hoy puedo sacudir el polvo del olvido, y contarte estas cosas. Olvido, no el mío, sino, del propio devenir.
Hoy, en lugar de derramar algunas lágrimas, decidí tocarte algunos guitarreos de aquellos, ¿recuerdas?. Hace poco ví por Facebook, el nombre de una de tus amigas del colegio. Ya te contaré lo que es el fucking Faceboook. je.
Sí, veinte años, desde que no estás. Muy bien, es lo que nos toca, lo que nos tocó. el dolor, hemos tratado de convertirlo en una celebración de la vida, hemos tratado de hacerlo lo mejor que hemos podido. Y si algo hemos podido, es por tí, gracias a tí. Te digo esto:
No sé exactamente cómo pone la mirada Luciana, cuando mira tu foto en la sala. No lo sé. De lo que sí estoy seguro, es que cuando un día le cuente y sepa porqué no estás aquí, porqué no estás con nosotros, será un día en que mire el mundo de una forma distinta. Le diré que al parecer, la vida, siempre se lleva primero a los delfines.
Pero, Don't worry, y te devuelvo el favor, no hay penas, no hay lágrimas. Hay sí, la serena convicción de que la vida se nos hizo más intensa, y que algún significado profundo tiene el que hoy no estés aquí. Eso es, el mundo sigue casi igual de frenético, y acaso más peligroso. Nosotros seguimos aquí, caminando y dejando que la vida fluya con su misterio infinito. Ahora estaba escuchando esta canción, y quise ponerla aquí, para escucharla juntos, tengo la impresión de que te gustará.
NO he perdido, ni un segundo, la admiración que siempre me inspirasste, hermano. Hombre valiente, y por cojones. Isaac, pequeño delfín, termino diciéndote que continúas aquí, entre nosotros en cada instante vital que nos toca.
Post scriptum: Sandy llamó de Italia, y han celebrado con la familia que está allá, en Roma, con vino de la campiña, y en tu nombre.

No hay comentarios.: