20 de octubre de 2007

La Guitarra de un Trovador

Cuando uno se refiere a los trovadores y, en especial, a los exponentes de la llamada "Nueva Trova", se tiene la idea general de un cantor con una gran sensibilidad poética. Un hombre que recorre los caminos del mundo y la vida, cantándole los sentimientos que aquellos le inspiran. Se suele asumir al trovador, portando una guitarra como una reminiscencia del trovador medieval con el laúd al hombro y recorriendo los caminos y las villas en busca de oídos que lo acojan.
Cuando se piensa en Silvio Rodríguez, probablemente uno de los mayores íconos de la trova latinoamericana, por lo general se tiende a destacar su estremecedora profundidad poética y la extraordinaria sensibilidad musical para construir sus melodías. Sin embargo, pocas veces se suele referir a su impresionante solvencia instrumental. La guitarra, como lo ha señalado alguna vez Andrés Segovia, es un instrumento cuya interpretación puede significar un esfuerzo no solo físico, sino íntegramente nervioso.
La inusual diversidad y calidad de los estilos desplegados por Silvio en su vasto catálogo de canciones interpretadas con guitarra, no solo hablan de un artista que domina el verso y la poética del sentido sino, un artista que alcanza la maestría en su mimesis con aquel instrumento noble.
Hay pasajes memorables como en Unicornio, la versión en vivo, (Argentina 1984), donde Silvio, inicia la canción con una sucesión de arpegios que dan la sensación de estar oyendo un piano transmutado en guitarra. Lo mismo en el tema: ‘en estos días’, la secuencia de tonadas, un juego de bajos y trinos, nos presenta la cadencia de un triste arpegio pianístico.
Otro rasgo que conmueve es la diversidad de ritmos que deslumbra a quienes, como nosotros, un intrincado arpegio de guitarra puede detenernos en medio de la calle para cogerlo en el aire y no dejarlo escapar más. En ‘Óleo de Mujer con Sombrero’, Silvio hace una demostración de su deleite por el country como posibilidad expresiva en castellano. La misma cadencia del country se puede encontrar en su canción ‘Mariana’ o ‘Dejarlo todo y largarse’. Naturalmente son odiosas las comparaciones, pero es notable el mayor dominio interpretativo de la guitarra que ostenta Silvio en el country respecto, por ejemplo, del propio Bob Dylan.
Otro aspecto de su virtuosidad con la guitarra, es la permanente alusión a la música clásica. Temas como ‘Río’, ‘El rey de las flores’ o ‘Eva’, donde inicia la canción con una tonada en Re, en el que alterna acordes y arpegios de extracción barroca. En el tema en vivo: ‘En mi calle’, (Concierto en Avellaneda, 1984), Silvio hace un preludio guitarrístico en tonada barroca. Algo de Bach o Téleman se percibe en sus melancólicas variaciones en re mayor que luego, desemboca en una especie de rock country melódico.
Así también, son memorables sus tonadas en ritmo de son cubano al cual le asigna un sello personal. Temas como ‘Preludio Girón’ o ‘Sueños de una Noche de Verano’ evidencian un feeling cubano a partir de unas cuerdas de guitarra. Sus acordes en los cuales intercala bajos con rasgueos acompasados ofrecen el cálido sabor a la música cubana. En el tema ‘La Gota de Rocío’, Silvio canta con la segunda voz de su hermana, acompañándose extraordinariamente con unos acordes en ritmo de son cubano. Un conjunto de acordes estructurados para dar la sensación de bajos intercalados con breves arpegios cuyos síncopes por sí solos podrían ser parte de una pieza en solo de guitarra.
Sin duda la riqueza interpretativa que ostenta Silvio en sus creaciones, constituye un territorio aún por explorarse dentro del universo que ya de por sí significa el genio creador de este cubano que se define a sí mismo como: "simplemente un trovador".

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