20 de octubre de 2007

Literatura de la Oportunidad

Anoche estuve escuchando el programa 'Vano Oficio' por TV Nacional que, como saben, es un programa dedicado a la literatura. El tema de esta semana fue la obra: "La Hora Azul" de Alonso Cueto. Un libro del 2004.
Como saben también, La Hora azul, es una trama sobre los rezagos de la violencia política en el Perú. Un tema que merece abordarse desde todos los puntos de vista, sin duda.
La cuestión es que el conductor, Iván Thays, no puede despojarse de esa vocación de cenáculo, Esa tendencia a levantar y endilgar virtudes a quienes son de su entorno, digamos, de su preferencia. Un hábito que, por cierto, es muy peruano. Es muy peruano aunque a estos muchachones de la cultura, no les guste. A ellos les gusta respirar el aire de las campiñas francesas, perderse por las calles de roma, o de cuando en vez, les gusta contarnos lo increíble que son los atardeceres en el Mediterráneo. pero, con todo, no dejan de ser los peruanazos que tanto quisieran dejar de ser.
Un hombre de literatura como es Thays, quien tendría que lucir una actitud abierta, por lo menos de curiosidad intelectual, pero sobre todo de honestidad, suele reducir el ámbito de la literatura nacional, a un grupo de escritores allegados a él. En realidad, fue este el punto central de la crítica de Miguel Gutiérrez, y no, una disyuntiva entre escritores costeños o andinos, en que luego derivó gracias a la confusión y los prejuicios.
Fue precisamente en este debate, donde alguien como Alonso Alegría sostuvo, no sin una dosis de insolencia, que la aparición de “La Hora Azul” indicaba que ya era tiempo que un escritor de peso le entrara al tema de la violencia política que sacudió al país.
pero, creemos que Iván Thays, tendría que ser algo más coherente con su función de difusor de la cultura peruana y darle tribuna a todo lo que signifique escritura y creación literaria. No tiene que recular en sus posiciones en el debate sobre los escritores de Lima y los de provincia. Simplemente le toca ponerse por encima de ello y dar cuenta de lo que se ha escrito en este país.
Para empezar, la Hora Azul, al margen de sus cualidades literarias, (yo aún no la he leído), no es la primera obra que aborda el tema, ni Alonso cueto, el primer escritor que lo encara.
Hay escritores que escribieron y contaron este periodo difícil, durante los años en que el Perú ardía como nunca en su historia.
Dante Castro, tiene varios cuentos muy conmovedores al respecto. Pero varios otros más. Oscar Colchado, Carlos Eduardo Zavaleta, el propio Mario vargas Llosa, escribió por esos años, Historia de Mayta. Uno de los que habló claro y fuerte, fue Miguel Gutiérrez. Para muchos, El más importante escritor peruano vivo residente en el Perú.
Es esta tendencia nuestra a los cenáculos, a los grupitos o grupetes, lo que se manifiesta en casi todo. Ni la gentita de la cultura se salva. Iván Thays le dedicará minutos al color de la tapa del libro, o a las pequeñas anécdotas de la edición del mismo, etc. Pero, al parecer no dirá nada de la pluma de Dante Castro, además, premio del "Casa de las Américas", el año 87 u 88. Vale decir, cuando las papas quemaban.
Ahora, después que la Comisión de la Verdad se vio en la necesidad de hablar sin disimulos, y que tanto interés generó, tenemos a nuestros muchachones, sintiéndose la voz de los que no tuvieron voz.
Tenemos a Alonso Cueto con la Hora Azul, últimamente a Santiago Roncagliolo con Abril Rojo o su último libro "La Cuarta Espada", etc. Obviamente nunca es tarde para explorar la condición humana. Pero, pienso que explorar la condición humana en la literatura, no debe responder a cálculos de mercado.
Quiero decir, lo siguiente. A ver, veamos.
Imagino al escritor de oficio, ese que cuando las cosas dolían, él escribía sobre lo dulce de la juerga, sobre la profundidad de las orgías, sobre las noches de Barranco o sobre "Miraflores Melody", etc.
Pero, hoy, cuando encarar los conflictos políticos vividos, puede ser de gran interés, como lo ha demostrado Javier Cercas en su obra "Soldados de Salamina", entonces nuestro escritor de oficio, orienta la antena y resuelve que ya es hora de dejarse de vainas, y tengo que hablar de esto que tanto me interesa.
¡Me interesa?, Bueno, este, digo, interesa que la gente quiera comprar y leer.
Así es. Imagino al escritor de oficio, levantando el auricular. Timbra el teléfono. Del otro lado levanta el editor y dice: "Diga?". Hola estimado X. Dime, que tema está sonando o puede sonar?. “Heeee, bueno, déjame ver el cuadro”. Mmm, creo que lo de la violencia. Hablar de Sendero, de los desaparecidos, un poco de romance, una pizca de trama detectivesca, agitamos bien, y listo.
Perfecto mi querido X. Voy a prender la cocina y sale caliente.
Pero, de acuerdo. Dicho esto, y disparado algunos balines de chocolate, de todos modos invito a buscar éstos libros. La lectura en cualquier caso es sumamente edificante.

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