2 de agosto de 2010

De Morales Retorcidas

Algunas Perlas de Monseñor Cipriani.
Gran Combo club.
En el Blog GCC encuentro un post de Silvio Rendón, donde nos recuerda una vieja carta del ex congresista aprista, el respetable Dr. Alberto Valencia Cárdenas. En una carta del 2003, este insigne ayacuchano, dice esto:
El pueblo ayacuchano estaba enterado de que monseñor Cipriani se reunía y discutía todas las semanas con el jefe político militar las tácticas de la guerra en el departamento. Cipriani conocía hasta en sus últimos detalles todo lo que estaba sucediendo. Conocía de las desapariciones, de las torturas, de las matanzas y de las fosas comunes. Yo sé que la Comisión de la Verdad ha llegado a estas mismas conclusiones pero, hasta ahora, no ha dicho ni dirá una palabra al respecto quizá porque el presidente de la CVR es el rector de la Pontificia Universidad Católica. Pensar que monseñor Cipriani desconocía las matanzas de Ayacucho es como pensar que Fujimori desconociese los latrocinios de Montesinos. Pero aclaremos. Yo no estoy diciendo que el ex arzobispo de Ayacucho haya propiciado la política de tierra arrasada. Estoy afirmando que monseñor Cipriani no podía desconocer las matanzas de Accomarca, Chusqui, Rinconada, Sachabamba, San José de Secce, Lucanamarca y de decenas de pueblos más. El ha escuchado durante diez años, todos los días, a millares de mujeres campesinas clamando por sus seres queridos desaparecidos o muertos. Ellas lloraban infructuosamente en las puertas insensibles del arzobispado. El pueblo ayacuchano las ha visto. Y el pueblo ayacuchano no olvida.

Simplemente, impresionante.

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