6 de octubre de 2010

Las Beleidades de la Democracia en Perú

Formas de violencia que no hacen ruido pero que Hacen daño.
La derecha, en todos los tiempos y en todos los lugares, siempre se ha portado como una canalla sin perdón Pero, siempre ha terminado mimetizándose con la civilización, gracias a dos factores claves. El poder, y la religión. La derecha, podía esquilmar a sus ciudadanos, podía masacrar, podía robarle la voluntad a los pueblos. Pero, ya que contaba con el aval de la religión, y al mismo tiempo del poder, o sea, antes de las bayonetas y ahora del fusil, entonces, luego de pasados los temporales, podían pasar por decentes.
En el Perú, esto no ha sido muy diferente. La derecha podía traicionarnos en plena guerra con Chile, tal como lo denunciara Gonzales Prada, o, podía endeudar al Perú como con las consignaciones, o, mas recientemente, podía vender el Perú, o sea sus tierras, sus minas, sus servicios públicos, y hasta el mar, sin verse jamás amenazada de sansión o castigo por ello.
Es esa derecha que en boca de energúmenos como aldo M. pueden decir: ... no sé "qué espera Alan para enviar a la FAP a bombardear a esos indígenas salvajes de la selva", o, en boca de PPK, decir: "... si gana Villa´rán, los bancos norteamericanos pueden ponerse nerviosos".
Es esa derecha, que sin embargo, puede utilizar hasta el cansancio, el argumento del miedo al terrorismo, a los violentistas, a los rojos, tal como suele repetir el papagallo de Aldo Mariátegui.
Tras bambalinas tienen siempre a los militares y a la iglesia católica, pero, en su discurso, entiéndase el diario El Comercio, los principales medios televisivos, y otros, siempre hablarán de la democracia. La democracia suele ser el chivo expiatorio de la derecha, o las derechas, para descalificar a sus oponentes. A los rojos, entiéndase hoy: socialistas o socialdemócratas, los tilda de antidemocráticos. a los nacionalistas, los tilda de antidemocráticos. A los ecologistas, o defensores del medio ambiente, los tilda de violentistas y antidemocráticos. Vale decir, la derecha, esa que conocemos en Perú, siempre ha tomado a la democracia, para estigmatizar y descalificar, a quienes no son de derecha. O sea, a quienes no tienen grandes intereses o propiedades que cuidar.
Pero, y aquí viene lo paradójico, cuando esa democracia trata de fluir según su propia mecánica, entonces, la derecha, no tiene el menor escrúpulo en zurrarse con ella, la democracia que tanto enarbola como estandarte de civilización. Una elección como la del domingo, que a eso de las diez de la noche daba un resultado al 12%, hoy, luego de más de 72 horas, no puede dar un resultado al 100% de las actas no observadas. O no quiere darlos.
Esa derecha y todo el sistema, podría estar dando un pésimo ejemplo a las nuevas generaciones, torciendo o buscando que torcer la voluntad de la mayoría que votó el domingo, y, sin embargo, si las cosas terminan por mal camino, esa misma derecha, luego, condenará, penalizará, y estigmatizará a quienes no creen o descreen del sistema. Ese sistema, que la derecha no duda en violentar cuando lo cree conveniente.
La violencia que significaría torcer la voluntad de los electores, no tiene forma de medirse de inmediato. Siempre es sutil. En términos físicos o acústicos, debería tener el sonido de una super explosión desencadenada por esta derecha cavernaria. pero, no, claro que no. Esa violencia, la de adulterar los resultados de una elección, no tiene ese ruido, no produce el impacto de una violencia física.
Y por lo tanto, aún si se concretara la barbarie de torcer la voluntad de los electores, en pleno siglo XXI, muy probablemente, estas gentes podrían seguir pasando por civilizados, apareciendo en la TV, como hoy lo hace el ex-montesinista Javier Bedoya, podrían seguir emitiendo opinión, sin mayores rubores ni estigmas.
Pero, ¿qué le queda a los ciudadanos de este país?, ¿qué camino le cabe a quienes no son de derecha, que probablemente son la mayoría de la población?. No creo que las revueltas sociales y los jaleos vandálicos sean una opción razonable. Menos en el siglo XXI. Creo sí, que si de verdad nos interesa y preocupa las condiciones en que viviremos en los próximos años, si de veras nos atrae la vida civilizada y la civilización en general, pues, del saque, no deberíamos dejar pasar cosas como estas, por supuesto, si se llega a concretar.
Vallejo decía en plena guerra civil española, "si cae España, ... digo, ... es un decir ..". Bueno, la cuestión ahora sería si cae la democracia, y no sería tan solo un decir, hay que ir corriendo a salvarla, a rescatarla. Por lo pronto, para abril del próximo año, nos van a volver a convocar a la fiesta. Sí, a la fiesta esta de ir a depositar una cédula que luego no sabremos como o dónde van a terminar.
Bueno, sugiero que si el sistema, entiéndase la ONPE, los estamentos públicos nos vuelven a convocar, sugiero no asistir a esa fiesta, mientras no tengamos garantías de que no nos van a meter el dedo, mientras no tengamos la seguridad de que no nos van a violar, violentar, como según parece, hoy pretenden hacerlo.
Puedo estar apresurándome, y diciendo estas cosas, fuera de contexto. Ojalá pudiera equivocarme así. No obstante, prefiero soltar esto ahora, y no después, cuando algunas indeseables consecuencias, sociales o antisociales, vuelvan a castigar nuestro país.

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