27 de agosto de 2009

Pregunta Inquietante

Sobre un rasgo consuetudinario de nuestra cultura.
En un reciente post del Blog Gran combo club, uno de sus principales bloggers, silvio Rendón, se pregunta:
"¿Por qué algunos alzan sólo la voz por algunos casos, los de sus amigos, y no por otros?".
La pregunta suena pertinente, provocadora y hasta sediciosa. Cuestionar la perversión que supone esa letal carga de ética limitada que ostenta la cultura peruana, la de defender y reivindicar valores solo y solo en función de los amigos, los cercanos y los allegados, sin duda, es válido. Y más válido aún, hoy que la realidad va ir exigiéndonos con carácter de urgencia, como nación, como grupo humano que aspira a compatibilizar los sueños colectivos con las verdaderas realizaciones sociales.
El problema, de cuyo razonamiento seguro Rendón no ignora, estriba en la redundancia, en la circularidad de su formulación, cuando de analizar o encarar la realidad política se trata, especialmente en el contexto peruano. En sencillo, la escena es la siguiente:
La verdad y los principios son válidos, para un reducto fundamental. A saber: mi gente, mi entorno, mi familia, mi fratria. fuera de esos límites, más allá de esas fronteras, tales criterios, no tienen validez, no tienen aplicación. Este rasgo, tiene lugar, al parecer, en todo nivel, en todos los estratos de nuestra realidad cultural. Esta lógica se traduce en la realidad, en casos como, cuando mi amigo o miembro de mi grupo ierra, se equivoca o se eccede, no opino, volteo la cara, o simplemente lo justifico con torcimientos a la lógica. Pero, cuando esos mismos errores, equivocaciones o eccesos son cometidos por quienes no son de mi grupo, entonces, invoco los principios, la verdad, y todos los criterios morales posibles. En realidad, lo perverso de todo esto, es que su resultado es el resquebrajamiento al infinito de la sociedad, y la consecuente atomización de los grupos y facciones. La moral de grupo, la ética restringida a los míos, es uno de los lastres más perniciosos de nuestras realidades política, social, cultural, y humana en la que vivimos.
La pregunta de silvio Rendón no es inconducente en sí misma. Sinó, que es insuficiente, interrupta, y poco propicia para desencadenar una auscultación de lo que realmente mueve los engranajes de nuestra realidad actual. El exámen y el análisis de este hecho cultural entre nosotros a la que podemos denominar: nuestra "moral de grupo", no debería contentarse con destilar sospechas con forma de curiosidad intelectual. Debería aspirar a alguna forma de ejercicio de fenomenología cultural que radiografíe la genética de dicha moral restringida.
Justo hoy día 27 de agosto, Gustavo Faverón se pregunta porqué aldo Mariátegui sigue permitiendo que un racista con talante genocida como Bedoya Ugarteche, siga escribiendo en su diario. Sin embargo, el propio Gustavo, no se pregunta porqué el profesor León Tratemberg, respetado educador, sigue escribiendo en dicho diario, o porqué no ha dicho nada sobre la performance de este diario.
Eso es. Esa "moral de grupo", hace que seamos exigentes e implacables con cierta gente, pero, bastante permisivos con los que son o consideramos de "nuestro grupo.

2 comentarios:

Gustavo Faverón Patriau dijo...

¿Y qué "moral de grupo" puede juntarme a mí con León Trahtenberg, a quien ni siquiera conozco (y de quien no sabía que fuera columnista del asqueroso diario Correo?

Lucio Suárez dijo...

La moral a la que me refiero, es la de la comunidad judía. comunidad con la que no tengo nada en contra, ni mucho menos.
Lo cierto es, primero, que tú, Faverón, no puedes ignorar quién es el Dr. Trattemberg. Sin embargo, frente a las flagrantes contradicciones que muestra como representante de la educación, no dices nada, no opinas nada. sometes a tantos, a tu crítica desaforada, pero algunos como el profesor Trattemberg, se salvan, sospechosamente diría yo.