18 de febrero de 2010

La Vaca no se acuerda

Faverón y sus rumias éticas.
El crítico atraviliario Gustavo Faverón, en su último post, se pregunta: ¿Qué Pasa?, en el que, tras una somera y ligera revisión de algunos blogs, nos suelta una serie de quejas acerca del nivel de la blogósfera peruana, pero, en especial, una queja a grito pelado, sobre lo que para él es el bajo nivel al que habría llegado el Blog colectivo: Gran combo Club.
Sucede, sencillamente, que casi sin percatarnos, insurgió un blogger bastante ácido y puntilloso, tanto que ha dejado al propio Faverón, como una zapatilla made in Av. Argentina. Faverón no se acuerda, o, mejor dicho, olvida adrede, cuando le dijo "miserable" a Carlos Quiroz, cuando en un rapto homofóbico, insultó groseramente a Reaño, cuando a mí mismo me llamó troll, o sea, distorcionador de debates, porque simplemente mis coments disentían con los suyos, o cuando ha llamado ignorante a tantos y tantos, entre ellos a rodolfo Ibarra.
Este espíritu afligido y consternado, el de Faverón, hoy se desgarra internamente y repta por las paredes de su habitación, al leer las cosas ciertamente provocadoras y altisonantes que Ricardo Alvarado escribe en sus posts. Es capaz de clamar justicia e invocar el fuego del cielo, para castigar a otros, pero, él mismo, cuando innecesariamente violento, agredió y fustigó a quienes se animaban a disentir de él, pero, absolutamente incapaz de auscultarse a si mismo en aras de una postura de equilibrio y razonabilidad.
Judío-fascista le ha dicho Alvarado, y, sospechamos que eso debe haberle quemado hasta más allá de su próxima vida a Gustavo Faverón. Sucede pues, que tal es la lógica de la pluma fácil, el gatillo alegre, el teclado convulsivo.
Ya casi se ha parecido a bayly. Cuando jodo, cuando maltrato, la cosa es divertida y rica. Ha, pero cuando me cae a mí, cuando la jodienda me alcanza, no, eso no!. ¡Justicia!, ¡llamen a la policía!. O, en el peor de los casos, "taxi, ¡taxi!.

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