15 de enero de 2012

El ritual de Valorar lo No Occidental

Sobre un artículo de Vargas Llosa.
Leer las columnas de Mario Vargas Llosa, por lo general, no tiene
pierde. Unas veces, la mayoría quizá, porque nos ofrece algún
hallazgo interesante o por lo menos inquietante. Otros, por contrario,
mas bien debatibles y a menudo desdeñables
Leyendo uno de sus últimos artículos de 'Toque de Piedra', titulado
"Matrimonio en Bombay", acerca de una boda entre un peruano joven,
amigo de la familia vargas llosa y una joven de origen india, me
produce esa reiterada sensación
de disfuerzo occidentalista, eurocentrista.
Cuando escucho a Vargas Llosa en esas enumeraciones de rasgos
paisajistas, en ese detallamiento de expresiones exóticas de las
culturas no occidentales, tengo la sensación de que el escritor está
buscando reforzar, consolidar su occidentalidad, su condición de
occidental y moderno. Tras esa aparente fascinación por lo exótico e
idiosincrático en las culturas orientales, melanésicas, africanas,
caribeñas, o andinas, creo, es mi percepción, percibir una delectación
de su identidad por contraste.
Probablemente esté siendo injusto y arbitrario con las reales
sensibilidades en juego, pero sencillamente no termino de creerme esa
postura cuasi antropológica, casi casi entomológica diría yo, en su
mirada del otro, del usuario de otra cultura a la de él, en su
proyección de aquellas culturas distintas y distantes a la del
escritor. Claro, no solo en Vargas Llosa, pero ciertamente también en
el, parece perfilarse una suerte de Indiana Jones moderado. Ese ritual
de mirar, o enfocar con su lente occidental, alguna costumbre o hábito
no occidental, y exclamar, impresionarse, ese disfuerzo del "Oh!. a
estas alturas, me convencen menos.
Pero, además, aquella condecendencia con la cultura en observación, la
no occidental, me resulta ya demasiado. El truco me suena ya manido,
eso de autoconferirse superioridad, digamos, hermenéutica, por el
hecho de "valorar" o apreciar la cultura no occidental que se está
analizando u observando. Es evidente que salvo excepciones muy
circunscritas, a la cultura hegemónica, la cultura, la cosmovisión
occidental, solo le es significativo su propia cultura, su propio
paradigma cultural. Lo demás, lo ve, lo mira, como elementos
ornamentales que puedan adornar o documentar su "culteranía". dicho en
simple, por lo general al occidental promedio, el resto de culturas,
distintas a la suya, la occidental, solo le puede inquietar o conmover
por motivaciones snov.
Dicho más prosaicamente, cuando el usuario promedio de la cultura
occidental mira a las otras culturas, las mira como la National
Geografic se la muestra, como los productos que las tiendas Dutie Free
de los aeropuertos le ofrece, etc. el occidental común podrá exclamar
su clásico "Oh!" al mirar alguna máscara africana, alguna cerámica
asiática, algún arreglo de plumas amazónico, etc., pero en rigor no se
le pasa por la cabeza atravesar la línea intercultural y adoptar o
vivenciar el marco cultural ese que tanto, aparentemente, lo
impresiona.
Digo esto, porque del otro lado, de las otras culturas, las no
occidentales, con o sin el "Oh!", su decisión de cruzar la línea, y
pasarse a la cultura occidental es ma´s que frecuente, sostenida, casi
inevitable. Y no es que cuestione este fenómeno intercultural. Lo que
cuestiono es el disfuerzo del occidental que suele ostentar una
valoración que en el fondo no llega ser más que condecendencia o por
mucho, reivindicación intelectualizada de esas otras culturas.
Ojo, y es importante aclararlo, no creo en la filosofía de la multi o
interculturalidad, no creo en algo así como una "inconmensurabilidad"
entre culturas, ni en una hipervaloración de las culturas no
occidentales, o alguna suerte de ancestralismo vital. Soy occidental,
y admito que no optaría por alguna de las culturas no occidentales hoy
existentes. así, sin vainas ni falso aperturismo cultural. Pero,
igualmente y en la misma medida, creo que la cultura occidental, esta
de la que soy usuario y portador, (incluyendo mis peculiaridades
locales por supuesto), tampoco es el "no va más" de las
civilizaciones, no caigo en el espejismo de fukuyama de creer que este
sistema, y el marco civilizatorio que lo sostiene, la modernidad
occidental es la etapa final y definitiva de la historia del hombre.
NO, en esa broma, no caigo y no creo.
Pero volviendo a nuestro tema, cada vez que leo a Vargas Llosa
fascinarse y excitarse con ciertas manifestaciones exóticas,
folclóricas, singulares de culturas no occidentales, sobre todo con el
enfoque que le da el escritor, básicamente siento que estoy asistiendo
a un ritual, muy occidental por cierto, de autoafirmación y, en muchos
otros casos, de autoconvencimiento, de su propia condición de
occidental.

No hay comentarios.: